Detrás de la huella
La utilidad de la huella digital surgió cuando al científico Henry Faulds, que se encontraba en Japón en 1880, se le ocurrió tomar muestras dactilares de las personas que habitaban el poblado para compararlas con otras huellas obtenidas en excavaciones arqueológicas y determinar su antigüedad. Durante esta labor se percató de que, independientemente de su raza, las huellas eran diferentes en cada persona. Cuentan que algunos pobladores le robaron ciertas pertenencias y gracias al banco de huellas que tenía en su poder pudo descubrir a los ladrones.