Unni Lindell
Siruela/ Policiaca. Madrid, 2011
411 págs.
¿Qué relación existe entre el cadáver de un niño, escondido en un rincón de la cámara frigorífica de una fábrica de helados, el atropellamiento intencional de una joven empleada, la desaparición de tres perros y el secuestro de dos adolescentes? El inspector Cato Isaksen y su nueva ayudante, Mariana deben investigar estos casos por separado.
Isaksen, con su experiencia e intuiciones, ata y une cabos sueltos, lo que le crea complejas situaciones. Mariana es lista y tremendamente humana, pero no congenia con su jefe.
En la trama, Patrick, de 7 años, sale de la escuela con tres compañeros y repite la travesura de atravesar el jardín de Vera Mattson, una iracunda y extraña mujer, es la última en verlo. Pero minutos antes lo vio Wiggo, quien maneja el carrito de helados que recorre el pueblo. Además, la joven que descubre el cadáver del niño –que luego desaparece– es sorprendida por un hombre que la amenaza, antes de ser atropellada. ¿Sospechosos? Muchos. También están el raro y vago Henning, hermano de Wiggo, y su madre, que cuida gatos. En fin, una trama ingeniosa de constante suspenso.
