Compromiso = + felicidad y + salud

M. Ángeles Burguera
El tener un objetivo en la vida, un fin que oriente la existencia a lo largo de los años, resulta un factor importante para prevenir algunas enfermedades e incluso retrasar la muerte en las personas mayores. Ésta es la principal conclusión de varias investigaciones puestas en marcha en los últimos diez años. Los médicos aseguran que una vida plena y con sentido aporta beneficios psicológicos y de salud física que no pueden compararse a los que se derivan de la felicidad material inmediata que proporciona el placer: una buena comida, un rato de diversión o sentimientos positivos.
Las ventajas de llevar una vida comprometida, han llamado la atención de los científicos que consideran que los esfuerzos invertidos en realizarse, por ejemplo, mediante tareas de servicio a los demás o voluntariado, facilitan mantener en forma las capacidades cognitivas y reducen la posibilidad de padecer alzheimer, osteoporosis y otras enfermedades cardiovasculares. Según un informe que publica The Wall Street Journal, las personas que luchan habitualmente por unos ideales gozan de mejor salud mental y viven más tiempo que aquellos que buscan a toda costa felicidades a corto plazo.
Una investigación sobre los factores que influyen en la salud durante el periodo que va de la mediana edad a la vejez, realizada por el Instituto del Envejecimiento de la Universidad de Wisconsin, demostró que la felicidad o plenitud que acompaña a una vida coherente y con sentido reduce además la incidencia de otros factores de riesgo que suelen asociarse a la enfermedad, como el bajo nivel educativo. En una muestra de siete mil personas, la coincidencia de un fuerte sentimiento de plenitud y un bajo nivel educativo aparecía acompañada siempre de menores niveles de interleukin-6, un marcador asociado a la enfermedad de alzheimer.
A unas conclusiones semejantes llegó David Bennett, director de un centro médico en la Rush University, tras realizar un estudio entre personas mayores de ochenta años. Bennett concluye que, además de prevenir el alzheimer, los que viven con objetivos claros también son menos proclives a perder movilidad, consiguen cuidar su casa o manejar las cuentas por sí mismos, y su vida se prolonga más que la de aquellos que no tienen un fin vital claro. «La gente quiere ser feliz, pero la vida tiene desafíos; la felicidad depende en gran parte de cómo te enfrentas a ellos», explica.
DOS TIPOS DE FELICIDAD
Sin embargo, los dos tipos de felicidad que los psiquiatras y filósofos distinguen –la puramente material o la derivada de un impulso interior que configura el obrar– no tienen por qué verse enfrentadas y más bien suelen entrelazarse en la vida de las personas. «La lucha por mantener objetivos altos o trabajar con competencia suele producir sentimientos de felicidad, pero los que buscan de manera prioritaria recompensas en dinero o reconocimientos sociales, a menudo no son tan felices», asegura Richard Ryan, profesor de la Universidad de Rochester.
Los investigadores también coinciden en afirmar que una búsqueda ansiosa de la felicidad puede conducir a un resultado no deseado, incluso llegar a hacer daño en lugar de aportar un beneficio. «No hay nada malo en intentar ser felices», señala el doctor Diener, profesor retirado de la Universidad de Illinois que es consultor para Gallup en estos temas. En su opinión, las encuestas muestran que una persona corriente tiende a ser más positiva que neutra, pero también cabe el peligro de obsesionarse con la felicidad. Rumiar demasiado sobre uno mismo puede convertirse en un círculo vicioso y procurar ser feliz por todos los medios «puede convertirse en una carga psicológica».
Para Diener, el hecho de que la gente se queje a menudo de no tener tiempo, expresa que lo que se siente al intentar conciliar familia, trabajo y otras actividades quizá no es tan malo. Para mejorar la felicidad, «les diría que dejen de preocuparse por ellos mismos y se centren en conseguir los objetivos que se han fijado».  Aceprensa

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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