Carlos Llano compendia su pensamiento sobre filosofía de la acción, aborda el tema de las relaciones personales en la empresa y el papel que desempeña el proceso de comunicación en ella.
Costará mucho trabajo y tomará bastante tiempo asimilar acabadamente el pensamiento de Carlos Llano. Para buena suerte de varios, el testamento intelectual de Llano ahí queda, para, como diría él mismo, «agarrar al toro por los cuernos y no sacarle al bulto». Por si fuera poco, su orden y rigor pedagógicos aligeran el tránsito hacia la hondura de sus ideas.
UNA OBRA DE EMPRESA
Ser del hombre y hacer de la organización es el último libro que Llano publicó en vida y la mejor síntesis de su trabajo filosófico. Aunque se trata de una obra de «empresa», el autor no puede alejarse de ese principio que defendió tantas veces y con el que, incluso, inicia la primera página de este libro: actio sequitur esse (la acción sigue al ser); y, no lo olvidemos, Llano es filósofo.
Un libro enérgico, como el autor, que supera por mucho cualquier juicio que pueda hacerse al respecto de su contenido. Evidentemente es mucho más que un libro para directores, hombres o mujeres de negocios, gerentes o empresarios.
Comprender la empresa supone entender a la persona que le da sentido. «Lo más serio de la vida –explica en el capítulo «Empresa y sociedad», entraña del libro– es ese mundo de las relaciones personales que no pueden traducirse en términos de dinero, ni de influencia, ni de poder, términos monótonamente circulares: con el dinero consigo influencia, con la influencia logro poder, con el poder obtengo dinero… Lo más serio de la vida son las relaciones familiares, los nexos de amistad, las vinculaciones de compañerismo, los ideales del voluntariado».
Más adelante, será aún más firme: «ya dijo Aristóteles que se podría ser feliz sin dinero, pero no sin amigos. En las originarias relaciones personales predomina, pues, el sentido de la colaboración –de la amistad– más que el de competencia».
HIPOTECAR LA VERDAD
Al leer Ser del hombre y hacer de la organización sin duda resonará en la mente del lector la profunda inquietud de Joseph Ratzinger cuando se pregunta si la humanidad no habrá desarrollado un espeso caparazón de poder material y un corazón que se ha quedado vacío: «¿demasiada técnica y muy poca alma?».
Asombra el engarce con el pensamiento de Ratzinger (piense usted en la reciente Caritas in veritate). A lo largo del libro, Llano hurga en las causas que nos han orillado a hipotecar la verdad a favor de la moda y lo trivial. «El trueque de verdades clásicas por las modernas técnicas de superación –advierte Llano– que tanto han proliferado en la actualidad, así como la irrupción en nuestra cultura occidental de los usos de las diversas filosofías orientales –no siempre bien asimiladas–, colocan a nuestros estudios en una coyuntura que podríamos denominar adecuada a los tiempos actuales, aunque los principios sobre los que se asienta tienen, a fuer de clásicos, un verdadero carácter intemporal».
¿Cómo funciona una empresa, qué papel desempeña el proceso de comunicación en ella, cuáles son los límites de un sistema como el capitalismo…? Ser del hombre y hacer de la organización no sólo responde a esas preguntas. Aquí, Llano se excede y entrega la que podría considerarse la mejor síntesis de su pensamiento sobre filosofía de la acción.