
La pereza, la supuesta objetividad de trasladar al pie de la letra el lenguaje de los políticos, entre otros, hace que los informadores asuman expresiones inventadas por otros. Y muchas veces ese invento no lo motiva precisamente la intención de comunicar la realidad con precisión, sino de disfrazarla.
Muchos medios sucumbieron y entraron en el juego de pretender edulcorar la realidad con palabras más suaves, que pueden ser un simple rodeo, un disfraz o una falsedad. Entonces hablan de «niños en situación de calle», de «adultos mayores», de «ejecuciones», de «interrupción del embarazo» o de «pro choice» en vez usar las palabras claras que designan a cada realidad.
Con información de: Alex Grijelmo, El estilo del periodista.