Arturo Damm Arnal
Editorial Mi-Nos, México.
1992, 114 págs.
Hablar de economía es cosa seria, pero entender a los economistas es, muchas veces, tarea de adivinos. Por ello resulta grato leer libros como Las dos caras de las moneda con el que Arturo Damm demuestra lo mucho sirve la labor docente para tratar a la ciencia económica con profundidad pero de manera accesible.
Damm se aventura por el pasado reciente de nuestra economía para explicarnos el presente y vislumbrar el futuro. La reforma dineraria o “nuevo peso” le sirve como punto de partida para señalar errores, acusar culpables y retratar la realidad de las reformas salinistas: un periodo de logros indiscutibles pero al que le falta mucho por alcanzar.
El arma de combate del autor es, sin duda, l ahonestidad con que repasa los hechos, escudriña las teorías y expone su propio pensamiento. Campea en todo el libro la formación humanista del autor, que le permite ir más allá de las suposiciones fáciles para adentrarse en los fundamentos que debe tener la economía para cumplir con sus fines más trascendentes.
El libro de Arturo Damm disecciona con claridad los acontecimientos y padecimientos de nuestra economía en la era salinista para exponer con firmeza lo que se oculta en la información oficial. Así, descubre las entrañas del PECE: “el pacto, como estrategia anti-inflacionaria y promotora del crecimiento, la competitividad y el empleo ha sido, hay que admitirlo, una ficción”. Califica al nuevo peso como: “… la medida más intrascendente (o por lo menos una de ellas) del actual gobierno”; y abunda, con cierto esceptisismo, en las oportunidades, retos y riesgos del TLC.
Damm concluye de manera tajante: nuestra economía está en transición entre el estancamiento con inflación y el crecimiento con estabilidad -proceso más largo y complicado de lo que muchos suponían- que exige reformas radicales para poder consolidarse.
Hasta aquí pareciera ser que Las dos caras de la moneda es sólo un duchazo de agua fría para los insensatos que ya cantan victoria respecto al “nuevo milagro mexicano”, pero el autor va más allá: reconoce los éxitos de la actual administración, señala lo que falta por hacer y propone una Nueva Economía de mercado que garantice el crecimiento con estabilidad.
La Nueva Economía “deberá ser una economía de mercado con precios libres, estabilidad monetaria, propiedad privada de todos los medios de producción, libre acceso a todos los sectores de la economía y concertación, consistencia y constancia de la política económica gubernamental”. Esta es la propuesta y proyecto de Damm que reclama la participación de todos en la construcción de una nueva economía mexicana basada en el respeto a los derechos naturales del hombre, a la libertad y a la propiedad.
Damm recurre a los hechos para fundamentar su propuesta, sus ideas de lo que puede ser el futuro de la economía mexicana, y logra así, el anhelo de muchos neo-economistas y otros que quisieran serlo: alejarse de las abstracciones y futurismos para concretar ideales ambiciosos pero alcanzables.
