Se ha hablado copiosamente de cómo cada jefe o líder debe «hacer equipo» con su gente para incrementar la eficacia. También de lo indispensable que es el trabajo en equipo en este mundo complejo y globalizado; más aún, se ha comprobado que un buen equipo de trabajo, entre más plural y multidisciplinar es, tiene más probabilidades de superar retos y generar innovaciones en la organización.
En este número, istmo habla de un equipo de distintas características: aquel que puede crear o propiciar un director o directora al decidirse a integrar un Consejo de Dirección que le ayude a tomar mejores decisiones.
Es frecuente que un directivo profesional rinda cuentas a un Consejo, pero no lo es tanto que un empresario/director/dueño, se decida a convocar a un Consejo. Y es que, dice Carlos Ruiz, «No es cosa fácil, en especial si consideramos que lo normal es que quien funda y dirige una compañía exitosa tiene la natural tendencia a pensar que no necesita consejo. Finalmente ha sido exitoso por sí mismo y es lógico que piense que no tiene por qué “someterse” a un grupo de personas y además, ¡retribuirlas!»
Por ello, una vez convencido de que le conviene, no sólo escuchar, sino que, llegado el caso, está dispuesto a modificar sus criterios para atender los consejos de otros, debe sopesar su costo-beneficio y considerar múltiples elementos, desde qué tipo de Consejo le conviene, cómo seleccionar a los consejeros, hasta algunas sugerencias prácticas de su operación.
Arturo Picos y Alejandro Armenta reflexionan sobre cómo tanto en el «saber dirigir» como en el «saber aconsejar» es indispensable ver en perspectiva, anticipar las consecuencias y aplicar adecuadamente los conocimientos. Esto significa emplear una «sabiduría práctica» que desde antiguo se conoce como la virtud de la prudencia.
***
Al recordar que el talento humano es el signo distintivo de la empresa de hoy, Mauricio Brehm y Alejandra Moreno advierten que el compromiso es una avenida de doble sentido y señalan cómo la empresa debe propiciarlo de múltiples maneras.
