Gilles Lipovetsky
y Jean Serroy
Anagrama. Barcelona, 2009
356 págs.
En un siglo dominado por pantallas que se entrelazan y entrometen hasta el nivel de lo imprescindible ¿será válido aventurar la muerte del cine y de la televisión?
A partir de tal cuestionamiento, el libro de Lipovetsky y Serroy se (de)construye sobre tres ejes: la transformación del cine en hipercine; la metamorfosis de sus géneros narrativos, y la irrupción de las pantallas múltiples con las que nuestro ser y quehacer cotidiano se topa a cada instante.
Se trata de una obra apasionante en la que confluyen los saberes e incertidumbres de los autores sobre el escenario que aguarda a la hipermodernidad, la cultura de masas y la cinematografía.
Si bien el cine ya no representa la pantalla suprema, sigue siendo referencia cultural de primer orden. Más que su muerte, lo que presenciamos es una transformación de su vocación universalista por una fragmentada y multicultural, sin perder las fórmulas de éxito propias a su lenguaje, espectacularidad y colectividad.
De tal forma, en el planeta-pantalla de hoy, el riesgo parece mayor para la televisión, según se lee en La pantalla global, referencia para comprender los medios con los que hoy vivimos.
