Despilfarro energético y contaminación
Aunque las utilizamos sólo unos minutos, lo justo para llevar la compra del supermercado a la casa, las bolsas de plástico pueden permanecer décadas en el medio ambiente y su uso extendido las convierte en un grave problema.
Su impacto en el medio ambiente es conocido: en el mar, afectan a los animales en forma de lesiones o muertes por su ingestión, mientras que en tierra tardan décadas en descomponerse, dejando residuos tóxicos.
Además, suponen un despilfarro energético y su proceso de producción, que emplea polietileno, un derivado del petróleo, emite gases de efecto invernadero a la atmósfera. Sin embargo, pocos consumidores nos acordamos de las consecuencias cuando nos deshacemos de ellas.
The Guardian publicó hace unas semanas, que en todo el mundo se usan cada año 1,2 billones de bolsas de plástico. Sólo en Estados Unidos, producir los 30,000 millones de bolsas que consumen los norteamericanos al año cuesta 12 millones de barriles de crudo, precio demasiado alto para como anda el mercado.
Según datos de Cicloplast, los comercios españoles distribuyen cada año 10,500 millones de bolsas de plástico –lo que equivale a 97,400 toneladas de plástico– de las que apenas se recicla 10%.
Ecoespaña empezó a distribuir bolsas de tela para las compras y a animar a los consumidores a decir «no a tanta bolsa de plástico». En mercados del centro de Madrid se reparten bolsas de algodón crudo, lavables y con costuras reforzadas, con lemas impresos con tinta ecológica como: «Yo tampoco soy una bolsa de plástico» y «Contra el calentamiento global, compra local».