(Sin quejas, y sin remordimientos, aún creo en perseguir sueños y en apostar. Aunque he aprendido que todo lo que obtienes es todo lo que das, así que da todo lo que tengas…)
Un empresario es, por principio -y por definición- innovador, sueña y le apuesta al futuro, ve lo que otros no, y a partir de un objetivo análisis de la realidad, emprende una campaña para modificarla a partir de un elemento aparentemente oculto a los demás.
Para el empresario la innovación es una actitud ante la vida, un aprender continuo, siempre creyendo en sueños, siempre «colocando» apuestas.
Wal-Mart es actualmente una empresa controvertida, se ha convertido en la más grande del mundo, no hay semana en que no ocupe cabezales de periódicos, sea por la apertura de una tienda cerca de las pirámides de Teotihuacan, (ahora piensan abrir una cerca de Pátzcuaro), porque sus empleados en Canadá intentan sindicalizarse, o por sus ventas de más de 250 mil millones de dólares. Y todo empezó con la idea innovadora de un hombre mayor, Sam Walton que, a sus 48 años tuvo un sueño y le apostó, creyó que podría crear una tienda con amplio surtido, marcas y precios bajos, y se puso a trabajar en ello, apenas 40 años después Wal-Mart es lo que es…
Y qué decir de HP. El año pasado el consejo de administración de Hewlett Packard forzó la renuncia de Carly Fiorina, directora general de la empresa por varios años. Mucho se ha escrito y especulado sobre las razones de esta decisión: que si la falta de investigación, la compra cara de Compaq; pero quizá la razón de fondo -que no deja de ser triste- fue que se perdió el espíritu fundacional que resultó de las ilusiones, sueños y visión de Bill Hewlett y Dave Packard quienes, recién egresados de la Universidad de Stanford, le apostaron a su proyecto y lograron una empresa muy querida por los ingenieros.
Un empresario innova, es un «soñador con los pies en la tierra»: sabe entender la realidad, pero con ilusión. A modo de ejemplo tenemos a Alberto Romano, un empresario que hace 17 años decidió abrir un restaurante de comida tipo oriental. Hoy Sushi Itto reporta datos impactantes, la empresa comenzó en 1989, y ya cuenta con 80 restaurantes, sirve a más de 350 mil personas al mes y factura 440 millones de pesos anuales.
¿Dónde estuvo la innovación En factores sencillos: juntar las palabras sushi, e itto (el número uno en japonés) pero también en su sonido «diminutivo», (el mexicano «ama» el diminutivo), en el menú «oriental mexicanizado» (no creo que en Japón sirvan sushi con chiles toreados), además sus restaurantes cuentan con muy buena ubicación y ambiente.
Otro ejemplo son las tiendas Lumen, innovaron al modificar sus instalaciones y el servicio al cliente: papelerías finas con buena parte de sus productos en autoservicio. Incluso, en ocasiones se compra más de lo que se planeaba. I
Innovación, ¿genialidad o proceso?
¿Preocupado por cómo vender más? Los expertos aseguran que la manera más eficiente de lograrlo es la innovación: crear nuevos productos y servicios, generar propuestas novedosas de valor e, incluso, modificar modelos de negocio existentes. Innovar es replantarse la estrategia, es hacer las cosas diferentes y mejores, es pensar distinto, en vez de seguir al «pelotón» y hacer lo que casi todos hacen.
ENSAYO Y ERROR
Sin embargo, las ideas buenas no bastan, es necesario incorporar la innovación a nuestra empresa. Innovar es intentar una y otra vez, es dominar un proceso. Por ejemplo, Hugo Sánchez se volvió famoso en España por sus goles «de chilena», de espaldas a la portería, el futbolista se echa hacia atrás al ver llegar la pelota y la engancha con el pie, tirando de espaldas (en España, en su honor, este tiro se denomina «huguiña»). Un amigo conocedor de futbol me explicó que lo que parecía un chispazo de genio era producto de ejercitar el tiro docenas de veces, diario. En efecto, a veces lo que parece improvisado requiere una intensa preparación. Lo innovador exige técnica y dominio del proceso.
Pero no todo lo que se intente en materia de innovar funcionará. Vale la pena intentar mucho, de diversas maneras, varias veces, aprendiendo de los errores y retrocediendo para avanzar; innovar exige capacidad para tolerar desaciertos. Si no se cometen errores en una empresa u organización, es señal certera de que no se está innovando. Narra una anécdota popular que estaba un hombre buscando en el suelo las llaves que había perdido. Le preguntaron dónde se le habían caído, y señaló otro lugar distinto a donde buscaba. Al cuestionarlo sobre por qué entonces buscaba en esa área, respondió: «es que aquí hay más luz». De manera análoga, a veces para encontrar hay que buscar a oscuras.
El famoso as del volante, Emerson Fittipaldi dijo: «Si crees que tienes todo bajo control, no vas lo suficientemente aprisa». Tratar de tener todo bajo control impide innovar.
Es necesario tomar retos y ser tolerante a convivir con cierta dosis de caos. Quizá otra manera de verlo sea como un amigo me planteó recientemente: «Si en el último año no te ha dejado ningún avión, estás pasando demasiado tiempo en los aeropuertos», es lo mismo que decir: si no has tenido errores, no has tratado lo suficiente.
La innovación como proceso tiene como fundamento crear el clima adecuado para que este ocurra; aquí algunas ideas fundamentales y útiles:
- Dé tiempo a su equipo para reflexionar, experimentar, intentar, ensayar.
- Evalúe la innovación: mida el porcentaje en ventas, por ejemplo, de productos lanzados en los últimos tres años, con respecto al total de ventas.
- No castigue los errores (dentro de un marco preestablecido). Sea tolerante, hasta ciertos límites.
- Ponga a los de producción en contacto con los clientes. Llévelos de visita, que escuchen quejas, inquietudes, pero sobre todo que sepan para quién trabajan (y para quién no, ya que no trabajan solamente para que los de ventas se cubran de gloria).
- Que los equipos para innovar estén balanceados: gente conservadora y metódica con creativos; personal de la empresa con outsiders; jóvenes de mente con menos jóvenes en pensamiento; personas de oficina con gente de calle y, sobre todo, un buen «monitor» para el grupo.