Educar a los padres, ¿misión imposible?

Urge educar bien a las personas que integran la familia porque se trata de una comunidad educativa vinculada a otras comunidades de vida y entre todas conforman una sociedad de conocimiento donde prevalece la información y el saber. Lejos de ser tarea inútil, función natural o lujo de país rico, educar a los padres para que formen mejores familias es un paso significativo.
Las familias son origen, habitación y destino de la mayoría de los seres humanos. El ambiente en que nacemos, vivimos y somos más genuinos. Nuestro sentido de pertenencia e identidad específica se inicia allí. En ellas se fraguan los primeros saberes, actitudes, hábitos, creencias, convicciones, modos de convivencia y de reconocimiento o rechazo al otro. Amor, justicia, tolerancia, responsabilidad, trabajo, solidaridad tendrán un impacto vital en el comportamiento público y privado de las personas. Por ello, la familia es el mejor capital existencial para cualquier ser humano.
Destacar que el ser humano es educable durante toda la vida, no preocupa sólo a disciplinas como la filosofía, psicología o sociología. Actualmente existen políticas públicas de organismos internacionales (UNESCO, CEPAL, OCDE, BM, etcétera) que recomiendan la educación permanente, la educación a lo largo de la vida1. Por ejemplo, el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos señala que toda persona tiene derecho a la educación y al pleno desarrollo de la personalidad humana, lo que puede aplicarse a los padres de familia.
El mismo artículo afirma que los padres de familia tienen el derecho preferente a escoger la educación que recibirán sus hijos, lo que indica su primacía natural para elegir el tipo de formación que quieren para su descendencia. Esto no resta importancia al valor de la escuela como institución de enseñanza y aprendizaje. Simplemente indica que fijemos la vista en otro foco de atención educativa cuasi-inédito y, por lo mismo, ignorado de modo práctico: la educación destinada a los padres de familia.
Los padres de familia son también sujetos de cultura y educación. Una preparación destinada a ellos les proporcionaría en el mundo contemporáneo la conciencia personal y comunitaria del rol que les corresponde como progenitores y educadores naturales de sus hijos. Tal educación no es sólo intuitiva o instintiva, sino fundada en el autoconocimiento formado a partir de lo aprendido en programas diseñados especialmente para ellos.
¿EDUCACIÓN PARA TODOS?
En la mayoría de las naciones la educación de los padres de familia es una propuesta novedosa, inédita, y una necesidad, si se parte de la premisa de que los padres son los educadores naturales de sus hijos. En Europa, los principales pensadores de los siglos XVI-XIX Fenelón, Locke, Kant, Rousseau, Froebel, Decroly, Pestalozzi, Montessori, etcétera, escribieron sobre temas pedagógicos en forma de tratados o cartas, muchos de ellos dirigidos a los padres de familia.
En la actualidad el interés en este rubro crece en diversos estratos de la población, pero es poco atendido en la mayoría de los sistemas de enseñanza del mundo por múltiples razones.
1) El sustento ideológico de algunos países, por ejemplo, considera que la educación es potestad exclusiva del Estado. Una educación especializada destinada a los padres de familia qua talis carecería de sentido, porque significaría otorgarles un protagonismo social-educativo que no les corresponde.
2) Por otro lado, la tradición histórico-cultural de que la escuela es solamente para personas en edad escolar como son niños y jóvenes. La mayoría de las naciones han recogido esta tradición educativa e instituciones de financiamiento internacional como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, la han promovido con programas dirigidos sobre todo a las jóvenes generaciones.
3) Otro factor que imposibilita trabajar sobre la educación familiar son los enormes rezagos en materia educativa de países en vías de desarrollo, cuyo propósito fundamental es abatir los índices de analfabetismo y, conforme a la divisa «La educación para todos», conseguir que la enseñanza primaria sea universal.
4) Podemos añadir también la falta de sensibilidad social de los responsables de la gestión educativa para emprender programas cuyo objetivo sea la educación familiar, así como la falta de financiamiento para estos programas debido a que los recursos se destinan preferentemente a programas para jóvenes y niños y a programas de inclusión social, es decir, indígenas y personas que requieren atención especial.

MEJORES MENTORES DE NUESTROS HIJOS

Los antecedentes en nuestro país son diversos. En la época prehispánica, junto a las máximas de Netzahualcóyotl2, los Huehuetlatolli3 o viejos sabios, aconsejaban a los padres de familia conocer el alma de sus hijos para conducirlos por el camino del corazón y el canto.
En la época colonial la figura de Joaquín Fernández de Lizardi4 resulta inigualable. En la época independiente, José Rosas Moreno, Lauro Aguirre, Rosaura Zapata y Berta von Glumer5 dejaron testimonios a favor de la necesidad de atender educativamente a los padres de familia para que fueran mejores mentores de sus hijos.
Estos esfuerzos llevados a la práctica de manera formal en el nivel básico, no tuvieron la suficiente vitalidad o impacto en la educación de los padres de familia.
En nuestros días ese panorama adquirió otro perfil debido al interés que personas de la esfera pública y privada han manifestado en sus acciones a favor de la familia, y han conducido a la fragua de políticas públicas que impulsan esta formación.
En el siglo XX, a finales de los 60, surgió el interés por programas destinados a la orientación familiar: como el Instituto Panamericano de Ciencias de la Educación (IPCE). Además, la necesidad de los promotores de esta educación por seguir preparándose, llevó a la decisión de iniciar en la Escuela de Pedagogía de la Universidad Panamericana la maestría en Educación Familiar, primera de su género en México6.
Estos estudios han inspirado programas similares de asociaciones civiles como Red-Familia que trabaja en beneficio de la familia en las áreas de matrimonio, familia, mujer, jóvenes y sexualidad. Aglutina en su seno a más de 90 instituciones nacionales e internacionales. Otra digna de mención es Enlace (En la Comunidad Encuentro A.C.), que tiene por misión «ser puente de comunicación y diálogo entre autoridades, instituciones y la sociedad civil con el fin de (…) contribuir a la mejora de los ámbitos familiar, escolar y comunitario»7, a través de la formación a maestros.
A nivel federal una iniciativa significativa ha sido el lanzamiento de Guía de padres llevado a cabo por la Fundación «¡Vamos México!» A.C., que preside Martha Sahagún de Fox. La guía es un instrumento cuyo fin es orientar en la solución de problemas y retos que se enfrentan desde el nacimiento hasta la adolescencia de los hijos8. Su eje inspirador son los cuatro pilares de la educación recomendados por la UNESCO: aprender a conocer, hacer, ser y vivir juntos9.
«LA FAMILIA ES FORTALEZA DE LOS JALISCIENSES»
A principios de 1980 en el nivel preescolar surgió un programa oficial de escuelas para padres que fue bien recibido y cuyo radio de acción fue nacional10. Desafortunadamente, por cambio de autoridades y falta de apoyo, desapareció. No obstante, estados como Jalisco, Nuevo León, Baja California, Aguascalientes, Tamaulipas, Chihuahua se percataron, desde antes de los 80, del potencial formativo de estos programas. Desarrollaron iniciativas a nivel regional para impulsarlos mediante ciclos de conferencias de orientación familiar, «escuelas de padres», diplomados, programas de radio, folletos ilustrados, etcétera.
El Estado de Jalisco, en este sentido, es pionero a nivel nacional por la calidad de sus cursos y programas, y el
impacto social que han tenido en las políticas públicas de su gobierno. La divisa del actual gobierno: «La familia es la fortaleza de los jaliscienses», surgió de una iniciativa de política pública para determinar la obligatoriedad de la Secretaría de Educación Pública de Jalisco para implementar en todas las escuelas de nivel básico «escuelas de padres».
Por su parte, la Secretaría de Educación Pública y el DIF (Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia11) trabajan en el «Programa Nacional de Educación Familiar», cuya misión es hacer llegar el proyecto todos los estados del país en 2005. Este pretende promover el desarrollo de habilidades cognitivas, afectivas y sociales necesarias para la convivencia y las relaciones familiares, a través del Modelo Nacional de Educación Familiar, que contempla acciones formativas integrales, orientadas a fomentar la función educativa de la familia12.
FORMACIÓN FAMILIAR POLÍTICA PÚBLICA
A pesar de los proyectos e iniciativas del sector privado, en educación formal falta demasiado. Para apoyar o fortalecer lo que ya existe propongo que la educación destinada a los padres de familia se torne política pública, por la necesidad real de trabajar a favor de las personas desde el núcleo social más íntimo: la familia.
Resulta trascendente, por tanto, que este movimiento basado en los derechos humanos y la justicia social («Todo serhumano tiene el derecho a ser educado») y en la atención real a necesidades específicas de la población, sea impulsado de una manera más clara y decidida por organismos internacionales como la ONU13 y la OCDE.
Se torna perentoria ampliar la cobertura de la educación familiar, y al mismo tiempo indispensable que, desde las áreas de gobierno responsables de educación a nivel local y federal, se tome mayor conciencia sobre el asunto y se favorezca su implementación incluso con presupuesto contemplado en el gasto social para que los padres de familia aprendan a ser padres, aunque el asunto se soslaye frecuentemente por su aparente trivialidad y obviedad.
¿QUÉ ENSEÑAR A LOS PADRES?
Para la implementación académica y práctica es necesario que tales programas posean contenidos de orden filosófico (antropológicos y éticos;contenidos psicopedagógicos y sociológicos; de ciencias de la salud (educación para la salud, prevención de enfermedades, alcoholismo, drogadicción, embarazo en adolescentes, etcétera;de administración y economía aplicada al hogar; nociones de derecho y de educación ambiental y estética, sin dejar de lado la propia idiosincrasia y creencias trascendentes que les permita entender y educar a sus hijos en el seno de un hogar equilibrado y feliz.
En las escuelas normales y en carreras como Pedagogía, Psicología, Sociología, Filosofía, han de incorporar contenidos curriculares que tengan por centro la atención a la familia. ¿Por qué no pensar en algún doctorado donde la investigación tuviera por centro el núcleo familiar?
Además, es preciso reforzar este modelo educativo mediante los medios de comunicación social que promuevan valores familiares de manera atractiva y, de este modo, contrarrestar las campañas disolventes de su esencia y permear el espacio público a favor de este compromiso y tipo de educación. La sociedad civil ha de brindar facilidades a programas cuyo interés sea la familia y los padres, y convertirse en colaboradora solidaria de la empresa educativa.
Es cierto que contamos con poca experiencia a nivel mundial en esta modalidad educativa. Sin embargo, no debe ser obstáculo para que con ilusión y coraje se emprenda esta andadura que resulta estratégica en la transformación y cohesión de las familias y, por consecuencia, de las complejidades de este mundo globalizado y posmoderno.

Cfr. Delors, Jacques, La educación encierra un tesoro, Correo de la UNESCO, México, 1997.

Cfr. León Portilla, Miguel, Nezahualcóyotl, poesía y pensamiento, FCE, México, 1972
Cfr. Huehuetlatolli: libro sexto del Códice Florentino. Paleografía, versión notas e índice de Salvador Díaz Cíntora, Seminario de Estudios para la Descolonización de México, Coordinación de Humanidades, Universidad Nacional Autónoma de México, 1995.
Cfr. Fernández de Lizardi, José Joaquín, La Quijotita y su prima. introd.. de María del Carmen Ruiz Castañeda, Porrúa, México, 1967.
A José Rosas Moreno se le conoce como el poeta de la niñez, lo que indica su atención a esta etapa de la vida y la correspondiente consciencia del papel que juegan los padres en su educación. En los casos de Lauro Aguirre, Rosaura Zapata y Berta von Glumer su trabajo de pioneros de la formación de maestros del nivel básico en los inicios del siglo XX, les ha otorgado un papel especial en la educación pública de México. Ellos no tuvieron ningún reparo en afirmar la colaboración entre los padres de familia y la escuela y la atención que de algún modo- aquellos requerían. El nivel preescolar, incluso, estuvo inspirado en la pedagogía filosófica de Federico Froebel que fundó el Kindergartten tomando como modelo el hogar, el calor de la familia. Cfr. a este respecto: Cuéllar Hortensia, Froebel y la educación del hombre, Trillas, México, 1997 (Colección Grandes Educadores).
Cfr. Red- Familia: Informe entregado a la oficina de Educación con valores, de la coordinación de asesores del Secretario de Educación Pública, 2002.
Cfr. ENLACE: Misión y objetivos.
Cfr. Documento Informativo sobre la Fundación «¡Vamos México!», 2004.
Idem.
Cfr. Programa de Orientación a Padres de Familia, Dirección General de Educación Preescolar, SEP, México, 1981.
Es importante señalar que el servicio que ha brindado el DIF desde su origen, ha sido marcadamente asistencial. Por eso esta alianza con la Secretaría de Educación Pública es totalmente relevante.
Cfr. Desarrollo del Modelo Nacional de Educación Familiar, DIF/SEP, México, Marzo de 2004 (Documento de    trabajo)
Es verdad que el 20 de septiembre de 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas instituyó el Día Internacional de la Familia que constituyó una iniciativa orientada a fomentar «el entendimiento de los temas relacionados con las familias y a mejorar la capacidad institucional de las naciones para abordar mediante políticas integrales, los serios problemas relacionados con este asunto». (Mensaje de Kofi Annan a propósito de la preparación del 10º Aniversario del Día Internacional de la Familia el 15 de mayo de 2003). La realidad, sin embargo, es que en estos casi once 11 años transcurridos desde la implementación de la efeméride, queda muchísimo por hacer.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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