Celebremos el espíritu y la tenacidad empresarial

El IPADE cumple cinco décadas de servir a la comunidad empresarial de México e inició su programa de aniversario con una cena de gala. Reproducimos aquí las palabras dirigidas por el director general del IPADE el 30 de marzo 2017, en el Colegio de Las Vizcaínas.

 

Muy buenas noches, es un privilegio dirigirme a ustedes en esta ocasión tan especial. Este evento da inicio al ciclo conmemorativo del 50 aniversario del IPADE y creímos que el mejor modo posible de iniciar era celebrar el espíritu y la tenacidad empresarial.

Así, el motivo de este evento son todos ustedes, los representantes de la comunidad empresarial de México. Ustedes son los celebrados y es nuestro propósito agradecerles su fundamental tarea en la construcción de un mejor México, en el que todos alcancemos un mejor desarrollo personal, familiar y social. Cada uno representa a la comunidad empresarial del país, son parte del motor económico y de la activación de comunidades vivas y productivas. Hoy los hemos convocado para manifestarles nuestro reconocimiento y gratitud.

  • Sean bienvenidas a este evento de agradecimiento las grandes familias de empresarios que han generado empleo y trabajo a tantos mexicanos.
  • Sean bienvenidos los líderes de empresas internacionales que han elegido esta tierra para expandir su labor.
  • Sean bienvenidos los emprendedores que con su disposición a innovar están enriqueciendo el futuro del país.
  • Sean bienvenidos los empresarios sociales que han decidido promover los modelos sustentables y de impacto social.

Este recinto celebra tan amplia representatividad empresarial, que proviene de las diferentes regiones de todo el país y cuya iniciativa productiva alcanza a todos los sectores de la economía.

De igual manera, doy la bienvenida a personalidades del mundo académico empresarial, provenientes de prestigiadas escuelas de negocios del mundo, en este Colegio de las Vizcaínas están representadas escuelas de negocios de 31 países provenientes de Asia, Europa, Norte América, América Latina y México. A todos ustedes nuestro reconocimiento por impulsar el perfeccionamiento de líderes empresariales, muy comprometidos con el desarrollo social y económico de sus naciones.

 

el IPADE fue fundado
por empresarios y
fue pensado para
empresarios.

 

También nos acompañan directivos de las principales casas acreditadoras de escuelas de negocios del mundo, dirigentes de los principales organismos de representación empresarial y editores de medios informativos especializados en el periodismo de negocios.

A nombre de todos los miembros del IPADE a lo largo de estos primeros 50 años les doy la más cordial bienvenida. Hoy, hace exactamente 50 años, un grupo de empresarios daba inicio a un proyecto llamado Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa, aquel 30 de marzo de 1967, con el Programa de Alta Dirección, nacía el IPADE. Bajo aquel vivo recuerdo queremos reiterar nuestro compromiso con aquellas mujeres y hombres que, como ustedes, han hecho un trabajo empresarial muy valioso. Hoy en este evento en las Vizcaínas queremos reiterar el compromiso de aquellos que se aventuran a navegar con iniciativa, arrojo, magnanimidad y perseverancia, la travesía de construir empresas, verdaderas forjas del carácter de un país.

En aquel 1967, México alcanzaba un crecimiento en el PIB de 6.3%, con un modelo de paridad fija e inflación relativamente baja. La iniciativa privada avanzaba en su importancia relativa; también en aquel momento, la tarea pendiente del progreso exigía mayor interconexión empresarial y enfoque global.

Fue entonces cuando aquel puñado de empresarios: Manuel Senderos, Gastón Azcárraga, Eneko Belausteguigoitia, Carlos Gutiérrez Nieto y Fernando Casas, entre otros, imaginaron la profesionalización de la labor empresarial y del oficio de dirigir empresas.

 

Te recomendamos leer: Horizontes: reflexiones sonoras hacia la virtud. El regalo de Zyman

 

El proyecto panamericano implicaba el establecimiento de una institución orientada a convocar y a activar a los empresarios hacia un mayor nivel de participación, bajo principios sólidos y con una identidad muy bien arraigada. La definición del propósito institucional, plenamente vigente en la labor del IPADE, da fe de aquellos primeros años, estos son:

  • Profesionalizar el quehacer directivo
  • Integrar el aprendizaje del liderazgo a una cultura global de la empresa
  • Propiciar en cada participante la necesidad de una mejora personal, no sólo como director de empresa sino en todos los ámbitos de su propia vida.
  • Impregnar con un sentido ético y de responsabilidad social las actividades de los negocios, a la luz de un concepto trascendente de la empresa.

Ésta ha sido la intención del IPADE durante 50 años: convocar a la participación, generar diálogo, impulsar sueños, recordar valores, alimentar virtudes, proponer ideas, acelerar la acción, provocar encuentro y hacer comunidad, poniendo siempre a la persona en el centro.

Tal actividad nos motiva, no sólo por la ebullición empresarial de México, sino por este tiempo de aceleración y de transformación, bien definido como un cambio de época.
El IPADE fue fundado por empresarios y fue pensado para empresarios. Como verán, desde la fundación del IPADE la palabra “empresario” se refiere a la persona, mujer u hombre, emprendedor o director, que crea una organización empresarial con proyecto de futuro.
El empresario tiene la capacidad de hacer realidad las oportunidades, compromete, entusiasma, arriesga, se equivoca y, con frecuencia, se reinventa pero, sobre todo, el empresario crea contexto, genera un ambiente fértil para el desarrollo de las personas y de ideales entrañables para la humanidad.

Por su parte la empresa, como la organización que convoca al encuentro de las personas, enfrenta un dilema permanente: coordinar la acción, conducir voluntades, desarrollar soluciones, alcanzar la eficacia, generar riqueza. Es en suma, la empresa, un punto de encuentro entre todos sus participantes, una hipótesis de futuro, una oportunidad de magnanimidad en la acción y un vehículo de perfeccionamiento personal. Por ello, en este cambio de época la figura del empresario es, sin duda, un referente ineludible. El empresario no duda, emprende; el empresario no se aminora, se atreve; el empresario no conserva, convoca para generar más; el empresario construye, reconstruye y se reinventa.
San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, quien en Roma ilusionó a aquellos primeros empresarios fundadores del IPADE a volar alto, a vivir con un sentido magnánimo la labor empresarial, decía: “No tengas espíritu pueblerino” y después mencionaba, “no vueles como un ave de corral, cuando puedes subir como las águilas”. Si la educación básica, media y superior forma e informa, la empresa es la segunda gran formadora de personas y de desarrollo para nuestra sociedad.

La empresa socializa, anima, mueve a las personas, a sus familias y a la economía, genera tejido social y es precisamente en la empresa, como en toda organización o comunidad de personas, donde no podemos eludir la vocación de aprender a servir a los demás. Por ello, destacamos esta noche cuatro rasgos del empresario que delimitan un perfil pero, ante todo, que determinan un itinerario de vida, un ejercicio de prudencia y de vocación de las grandes mujeres y hombres en la empresa.

El primero: el trabajo empresarial parte siempre de una oportunidad, de un sueño, de sueños realizables. El empresario se distingue por su capacidad de ver donde otros no vislumbran y, especialmente, de acometer con fortaleza la construcción del sueño. Soñar sin realizar es idealismo, realizar sin un propósito, eso es activismo.

El segundo: el trabajo empresarial asume invertir, atreverse y enfrentar escenarios de incertidumbre. Sin riesgo hay pocos beneficios, pero si son desmedidos producen temeridad. Hay que arriesgar con sentido prudencial, basados en la buena intuición y con solidez de análisis.

El tercero: la vocación del empresario para generar valor, para aspirar alto, de crecer, diversificar, superar fronteras. Generar valor es siempre el mandato, generar valor con responsabilidad y de manera incluyente es el requisito.

El cuarto: innovación con identidad. La búsqueda de nuevas y mejores soluciones, de nuevas respuestas es una constante siempre en el pensamiento empresarial y, en este sentido de innovación, también hay un elemento de continuidad. No todo es desechable, no todo tiene que cambiar. Hay algunos, muy pocos, fundamentales que dan sentido a una empresa e identidad al proyecto empresarial y al trabajo de la alta dirección. La identidad da precisión y da rumbo. La identidad no es atadura ni cadena que limita, es más bien raíz y cimiento, tronco que mantiene, columna de construcción. No puede haber verdadera innovación sin identidad.

 

Gabriel Pliego dirige la Orquesta Sinfónica de la Universidad Panamericana en la interpretación de la obra Horizontes: reflexiones sonoras hacia la virtud.

 

Con base en estos cuatro rasgos que me he permitido compartir, les doy las gracias; gracias empresarios aquí presentes por soñar y por concretar, por arriesgar con sentido prudencial. Gracias, porque generar valor con responsabilidad implica siempre hacer un trabajo de alto impacto. Es extraordinario el trabajo empresarial, extraordinario. Resulta siempre en un bien abundante la contribución que desde sus empresas aportan al desarrollo del país; su liderazgo es fruto de un esfuerzo no de meses, de muchos años, del trabajo bien hecho, de la perseverancia por generar valor y del prestigio que auspician las empresas que perduran. Construir un liderazgo sin fisuras es un itinerario de vida, de lucha personal ante nuestros propios defectos y limitaciones. Nadie ha dicho que ser cabeza de una empresa es un puesto, una etiqueta, un título fácil de llevar. Liderar personas no es una técnica, es el ejercicio cotidiano de buscar hacer algo valioso e intentar ser mejor director y persona.

El trabajo empresarial se orienta siempre a grandes fines, a grandes ideales, a servir, a construir, a aportar, a transformar. Bien decía el doctor Carlos Llano, fundador del IPADE: “vale más ponerse la meta de la excelencia y no lograrla, que la de la mediocridad y conseguirla”.

Lim Siong Guan, quien fuera presidente de la sociedad de inversión del gobierno de Singapur, sugiere que el verdadero líder es quien se prepara no sólo para el desempeño, sino el que está pensando en tener un equipo preparado, mejor que su propio líder.
Queridos amigos, amigas que nos acompañan, quiero hacer una breve referencia a las circunstancias internacionales complejas vinculadas a México con las que iniciamos este 2017. Se trata seguramente de desafíos inéditos para la gran mayoría de nosotros. En el IPADE tenemos plena confianza en las instituciones de México, en el respeto a la legalidad, en la participación ciudadana y en los rasgos del empresario que aquí hemos mencionado. En todo ello vemos la piedra de toque y la fuente de acción que nos permite atajar cada uno de los retos presentes.

 

el trabajo empresarial
se orienta siempre a
grandes fines,
a grandes ideales,
a servir, a construir,
a aportar, a transformar.

 

Así, la historia del país no se podría entender sin la perspectiva empresarial. México transitó en los pasados 100 años de un Estado eminentemente agrícola a una economía sólida del tercer milenio, pero se encuentra todavía en los inicios de un anhelo social profundamente arraigado y legítimo: ser un país próspero y garante de la dignidad de todos. Ahí es donde seguiremos actuando. El quehacer empresarial nos convoca, la prosperidad de las empresas nos ilusiona y nuestra vocación empresarial nos motiva a consolidar un país que está llamado a ser referente en el entramado global de las naciones y, particularmente, de la empresa.

Agradezco de manera muy especial su presencia en esta cena de gala que da inicio al ciclo conmemorativo de los 50 años del IPADE. Por todo lo anterior, de manera muy especial, les hemos preparado un obsequio, un regalo a ustedes empresarios de México, como símbolo de nuestra admiración y respeto a su labor. Hoy les entregamos el estreno mundial de una pieza orquestal inspirada absolutamente en el quehacer empresarial y directivo que ustedes despliegan todos los días, se trata de la obra sinfónica que lleva el nombre Horizontes: reflexiones sonoras hacia la virtud.

Finalmente, a nombre de la comunidad IPADE, de mis antecesores: Carlos Acedo, Sergio Raimond, Jorge Gutiérrez y Alfonso Bolio; del claustro académico de profesores del IPADE, directivos y colaboradores, reitero el compromiso del IPADE para perfeccionar líderes que impacten positivamente a la sociedad con visión global, con responsabilidad social y con una visión centrada en el valor de la persona humana. Un profundo gracias, empresarios de México, gracias por su labor empresarial, con el deseo y la confianza de que construiremos el México que hemos soñado.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

Newsletter

Suscríbete a nuestro Newsletter