«Será la peor recesión, pero no la peor crisis»

Al país la pandemia le tocó en un momento de cierta estabilidad macroeconómica, donde algunos pilares ayudarán a no vivir un desastre económico como en los 80.

 

Para quien hacía prospectiva económica en 2019 resultaba imposible saber que el mundo entraría en una crisis que prácticamente detuvo la actividad económica durante casi tres meses. El futuro es impredecible y estimarlo es una actividad un tanto ingrata a veces. Sin embargo, medir el presente y proyectar el futuro resulta indispensable para que empresas y gobierno elaboren políticas y estrategias para adaptarse al entorno.
Gabriel Casillas tiene una larga carrera como Economista en Jefe en diversas instituciones. Actualmente es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte. En charla con istmo, compartió algunos de los puntos clave para diagnosticar el corto y el largo plazo de México y el mundo.

 

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En 2019 ya se enfrentaban de manera global retos importantes como la pobreza, el cambio climático, la desigualdad, entre otros, cuando apareció la pandemia. ¿En qué panorama se encuentra el mundo hoy al enfrentarse a la COVID-19?
Desafortunadamente en los últimos años se ha visto en algunos países un giro político hacia el populismo. Estos gobiernos, sean de derecha o izquierda, no contemplan valores universales que se expresaron hace algunos años en objetivos de la ONU, como hacer algo acerca del cambio climático, la equidad de género, el desarrollo científico, etcétera. Esto ha sido un retroceso en muchos sentidos.

El último viaje que hice antes de la pandemia fue en febrero pasado a Arabia Saudita, de donde es el presidente del G20. Uno de los temas que más se trató fue la preocupación sobre la crisis que se veía venir por lo que después se convirtió en la pandemia.
En las reuniones entre el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) se comenta que afortunadamente, a pesar de la falta de coordinación entre los Jefes de Estado, los bancos centrales, las autoridades fiscales y las autoridades de salud sí se han podido poner de acuerdo en cómo atajar la pandemia desde distintos frentes y a nivel global. Esto ha ayudado mucho.

Aunque ahora existe más conciencia al respecto, se pensó en algún momento que el cambio climático era algo que ocurría cada cierto tiempo como las glaciaciones y que nos encontrábamos en uno de esos periodos, en los que el ser humano no tenía nada que ver. Pero ahora que se hizo este experimento social mundial de apagar la economía al menos unas semanas, se vio fauna silvestre en las ciudades, los gases de efecto invernadero, de diciembre del año pasado a marzo-abril, bajaron en 17% y el dióxido de nitrógeno, que es otra sustancia muy contaminante, bajo 35% en las principales ciudades del mundo. Hoy hay conciencia de que el ser humano sí tiene incidencia en el cambio climático. Esto debe impulsarnos como individuos, empresas, gobiernos, a lograr una recuperación verde, sostenible.

Tenemos una gran oportunidad como planeta de salir adelante fortalecidos, con una recuperación sostenible que no tenga que ver únicamente con temas verdes, sino con equidad de género, desigualdad social y económica, inclusión. En las reuniones del FMI y el BM en octubre constaté un compromiso más fuerte del lado empresarial para esto. Desafortunadamente no lo vi en los gobiernos.

 

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¿Cómo se encuentra México en este entorno?
No estábamos preparados para la pandemia. Afortunadamente nos tomó en un momento en que llevábamos ya muchos años de estabilidad macroeconómica, donde tenemos ciertos pilares que nos ayudaron a no tener un desastre económico como otros que hemos tenido, sobre todo en los 80. Por ejemplo, este año estamos pronosticando una caída de 9% del PIB. Para el año que entra se considera un incremento de 4.1% y a pesar de que se oye bien no lo es tanto, es como bajar de un edificio de nueve pisos y regresarte nada más cuatro. Faltarían algunos para realmente recuperarnos.

Sin embargo, en este mismo sentido, cuando platico a nuestros clientes sobre que tendremos la peor recesión desde 1932, me dicen que en los 80 y 90 se destruyeron sueños, ahorros, fue terrible. Los calmo al decirles que será la peor recesión, pero no la peor crisis. Por ello la importancia de los pilares macroeconómicos que comentaba: un banco central autónomo, una ley de responsabilidad fiscal y hacendaria, un sistema financiero sólido. México fue el primer país que cumplió los criterios de capitalización y liquidez de Basilea III.

Contamos con un régimen de tipo de cambio flexible. Con esto ya no tenemos las devaluaciones de 200% que llevaban la inflación y las tasas de interés por encima de 100%. Esto hace una gran diferencia. Si en este momento hubiéramos tenido una devaluación como en los 80, el tipo de cambio peso/dólar, que terminó en 18.90 el año pasado, ahorita estaría a 60, cosa que no está sucediendo.

 

Gabriel Casillas, director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte.

 

¿Cómo quedan en este momento otros problemas pendientes?
El combate a la pobreza, ha sido la bandera del presidente, estemos o no de acuerdo en sus políticas. En la instrumentación de los programas sociales sí ha tenido un énfasis muy importante. Estamos hablando de que todos los programas sociales representan alrededor de 1% del PIB anual pero sí ayudan, porque desafortunadamente en las administraciones anteriores se comenzó a crear un andamiaje muy complejo, pero por corrupción no llegaban a quienes debían llegar. Ahora sí: mucha gente está muy contenta. Sin embargo, de ahí a que se pueda denominar «combate a la pobreza» es muy difícil. Les ayuda a sobrevivir a quienes sufren pobreza extrema, pero de ahí a que puedan salir adelante de manera personal, profesional, socioeconómica, no se ve claro.

Se está atendiendo un poco la equidad de género, cada vez se ha ido introduciendo más en el país, como en el tema electoral. Hay empresas más avanzadas en el tema, sobre todo las transnacionales y las nacionales comienzan a reflejarlo en sus políticas. Pero se necesita que el gobierno lo apoye de una forma mucho más decidida y seguimos con muchos temas misóginos que no ayudan. Ha sido una característica de México de muchos años y esto no ha cambiado.

En cuanto al cambio climático, hemos dado pasos atrás con el acuerdo de la Secretaría de Energía del 15 de mayo pasado, en el cual se elimina la prelación que tenían las empresas de energías limpias para apoyar en los picos de energía eléctrica. Afortunadamente, jueces federales otorgaron la suspensión en todos los amparos que interpusieron estas empresas. Sin embargo, está la política de hacer una refinería cuando nadie las está construyendo y cuando gobiernos como el de Japón han establecido metas de cero emisiones de gases tipo invernadero.

 

Muchas empresas quizá
estaban ya cerca de
quebrar y la pandemia
precipitó el derrumbe.

 

Hay que decir finalmente que 99% de los países del mundo han hecho política fiscal y monetaria sin precedentes para apoyar el empleo vía las empresas o vía directa a los empleados. En una crisis en la que tienes que cerrar todo, como pasó en la cuarentena, muchas empresas no pudieron sobrevivir. En México sin embargo, el apoyo fue realmente muy limitado, cercano a cero y hemos visto una gran quiebra de empresas, se ha perdido mucho empleo. En los empleos formales tenemos un saldo negativo de 700,000 y cerca de cuatro millones de personas dicen que no tienen empleo, pero que además no lo están buscando. Quizá estén viviendo de ahorros, de alguna remesa que les mande un familiar; pero eventualmente esto se terminará y es probable que la tasa de desempleo suba más de lo que ya subió. Estuvo en 3.3% en marzo y llegó a 5.1% en septiembre.

En la parte fiscal está lo positivo. Todas las recesiones por las que ha pasado México en los últimos 40 años siempre han ido acompañadas de un aumento de impuestos, pero no en esta ocasión. Igualmente, al no endeudarse tanto, México está protegiéndose para no perder el grado de inversión. Cuando baje el tema de la pandemia veremos que muchos gobiernos quedarán endeudados, pero no será el caso de nuestro país.

¿Qué papel juega la banca mexicana en la recuperación y el crecimiento?
Primero, en México el sistema financiero había sido muy vulnerable. Recordemos el 94-95: entre 18 y 19 bancos quebraron. Banorte fue el único al que no le sucedió. Teníamos un sistema financiero muy vulnerable, en parte por haber sido nacionalizada la banca en 1982. Se llevaron entonces a cabo una serie de regulaciones y supervisiones importantes. Hoy somos 50 bancos en el país que cumplimos con Basilea III, situación que muchos bancos europeos no han podido cumplir. Esto nos da una gran solidez. En otros momentos fuimos un problema, hoy somos parte de la solución.

Segundo, los bancos, antes que las autoridades, sacamos planes para apoyar a nuestros clientes. Entendimos que muchos no tendrían ingresos, pero sí enfrentarían gastos y tuvimos planes de diferimiento. No quiere decir que todos vayan a regresar a pagar una vez que terminen estos programas; esto es desafortunado, pero normal. Los bancos estamos viendo reestructuras caso por caso para apoyar a nuestros clientes, porque se trata de construir una relación ganar-ganar.

 

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Tercero, la autoridad ha hecho algo al respecto. La Comisión Nacional Bancaria y de Valores modificó los criterios contables para que las personas que difirieron su deuda no fueran contabilizadas en cartera vencida, no tuvieran mancha en el buró de crédito y los bancos no tuviéramos que reservar tanto. También se dio la oportunidad de que no tuviéramos que cumplir todos los criterios restrictivos de Basilea III.

Hemos podido apoyar en el corto plazo para salir de la pandemia. En el largo plazo la banca en casi todos los países ha representado una palanca de desarrollo y es lo que queremos ser en México. Algunos comentan que los bancos no quieren prestar. Se equivocan. Los bancos sí queremos prestar más; únicamente hay que recordar que tenemos una obligación fiduciaria con quienes nos depositan, porque tenemos que regresarles el dinero. Muchos bancos en México nos hemos adherido a los principios de banca responsable: ambiental, social y de gobernanza.

¿En qué medida la COVID-19 va a aumentar los niveles de pobreza?
La economista en jefe del FMI, Gita Gopinath, dijo que, desafortunadamente, de los casi 7,000 millones de personas que hay en el mundo, habrá un incremento de pobreza extrema de 90 millones, con todo y los apoyos fiscales y monetarios. Es algo terrible que equivale a regresarnos más o menos diez años en los alcances que había logrado el mundo de disminuir los niveles de pobreza.

¿Cómo puede darse una cooperación público-privada para evitar que la pandemia genere mayores barreras de movilidad social?
Las empresas que han podido observar protocolos de sanidad y han sido muy exitosas son en su mayoría las de manufactura. Son empresas que funcionan como reloj y es más fácil que puedan instrumentar este tipo de protocolos, versus las de comercio, que tienen más actividad humana no coordinada.

En el sistema de semáforos fue importante declarar como actividad esencial a estas empresas manufactureras. Lo que hicieron fue volver a conectarse con la cadena de suministro global. Si hablas con los distintos directores de las empresas automotrices, de autopartes, o electrónicas, te dicen que la comunicación con la autoridad fue clave.
A veces en México pensamos mucho a nivel federal, pero también es muy importante ver lo que sucede a nivel estatal y municipal, donde la comunicación de los empresarios con las autoridades ha sido también relevante.

En algunos casos, a nivel local se logró que hubiera programas de ayuda, en los cuales se le pide a la empresa que no despida a nadie, se pide al trabajador que renuncie a un tercio de su sueldo, un tercio lo paga la empresa y el gobierno absorbe un tercio. Así, aunque obviamente sea de manera reducida y temporal, se pueda preservar ese empleo. Que se destruyan relaciones laborales o que haya empresas que dejen de existir es muy grave, ya que cuando se dé la reactivación, habrá menor número de participantes en el mercado que te ayuden. Habría sido magnífico que medidas como estas se hicieran también a nivel federal, pero no fue el caso.

Me tocó platicar con varios gobernadores, hacerles la liga con el Bid Invest, brazo financiero del Banco Interamericano de Desarrollo que tiene préstamos muy interesantes. El Consejo Mexicano de Negocios consiguió que fuera posible para varias empresas en México y pude participar como canal de distribución. El Bid Invest ve una empresa ancla, pero no le presta a ésta sino a sus proveedores, que normalmente son Pymes, que en ocasiones no tienen acceso a crédito.

 

Sería bueno que las
empresas hagan una
introspección y
consideren si pueden
seguir con su
modelo o no.

 

¿Se pueden trazar estrategias para promover el crecimiento en medio de la crisis?
En cuanto a estrategias, pienso que hay tres cosas a tomar en cuenta. Las primeras dos son del pasado. Normalmente los ciclos económicos, las fases de expansión que vienen mencionados desde la Biblia son los siete años de vacas flacas y siete de vacas gordas. En la actualidad no es distinto. De 1960 a la fecha, esos ciclos económicos han durado cinco años en promedio. Este ciclo de expansión en el que estábamos, que terminó este año con la pandemia, había durado ya diez años; se veía venir una crisis en algún momento.
Esa parte tardía del ciclo es importante, porque quiere decir que muchas empresas quizá estaban ya cerca de quebrar y la pandemia precipitó el derrumbe. Sería bueno que las empresas aprovechen para hacer una introspección y ver realmente si podían seguir con su modelo o no.

La segunda está relacionada con la cuarta revolución industrial, donde quizá nos íbamos a tardar en tener conferencias por Zoom cinco o diez años más, y hoy las estamos teniendo. El proceso se aceleró mucho; algunos tecnólogos dicen que 10 años. Esto tiene que llevarte a pensar qué hacer con tu negocio, cómo puedes mejorar tus márgenes, etcétera. No pensar únicamente en el margen de utilidad, sino cómo puedes mejorar la calidad de vida de los trabajadores. Puedes procurar que tu gente en lugar de tener que ir a la empresa todos los días, pueda trabajar desde su casa. Podrías tener ahorros en la renta de oficinas y que éstos no vayan simplemente tu margen, sino a ayudar a los empleados para acondicionar mejor una oficina en su casa, etcétera.

En lo que respecta a la ayuda de las empresas y la banca, se estaban retomando objetivos más holísticos en cuanto a mejorar temas ambientales, sociales y la gobernanza. Es un momento de ver qué se tiene que mejorar en cuanto a género, de incluir encuestas de ambiente laboral. Esto no es un lujo, está comprobado que a las empresas que cuentan con objetivos como éstos les va mucho mejor, tienen mejores utilidades. Por eso los fondos de inversión están queriendo invertir en empresas que cumplan con estos objetivos, porque van a dar mejores rendimientos.

 

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¿Qué tipo de inversión podrías visualizar para México en los próximos meses?
Hay claroscuros en este punto. Por un lado, ya se firmó el T-MEC, por la terminación del proceso de negociación. Habiendo pasado eso, sí habrá inversiones, sobre todo de empresas que ya están en México, que van a traer líneas de producción de China, de Corea, etcétera. Esta es la parte positiva.

Lo que no resulta positivo es que desgraciadamente, la actual administración, específicamente los legisladores, ha propiciado incertidumbre. Son ellos quienes cada semana sacan iniciativas antimercado incendiarias. Afortunadamente ninguna ha sido aprobada, ni ha prosperado. El problema es el ruido que generan, porque han sido iniciativas para retirar concesiones a empresas mineras, las Afores, atentar contra la propiedad privada; todo ese ruido genera aversión, sobre todo a las empresas que no están en México y prefieren buscar alternativas en otro lado.

Esos claroscuros generan que no iremos a un ambiente de cero inversión, pero tampoco a uno como el que hemos vivido los últimos años. De los últimos veinte años, hemos estado en el lugar 19 en la lista de los 25 países más atractivos para invertir, aunque este año salimos de la lista desafortunadamente.

En los primeros 10 años que estuvimos ahí, la inversión extranjera directa fue de alrededor de 23,000 millones de dólares promedio por año. Los últimos 10 años subió a cerca de 33,000 millones de dólares. ¿Qué puede suceder? Que este claroscuro nos deje entre 20 y 25,000 millones de dólares promedio.

Convendría enviar un mensaje unificado sobre que no habrá cambios, ni iniciativas del tipo que se han estado manejando. Pero lo que ha sucedido, aunado al enfoque del gobierno en los negocios públicos, generan desconfianza para la inversión.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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