Sucedió en Roma y fue un acontecimiento paradójico e inusual. A finales de enero, la patronal de empresarios italianos, Confindustria, invitó a un encuentro a dos personajes muy diferentes: Bill Gates fundador de Microsoft y guru de la informática y François Nguyên Van Thuân, obispo vietnamita quien vivió 13 años preso por el régimen comunista.
Ambos hablaron sobre el futuro de la globalización y coincidieron en puntos decisivos, por ejemplo, que se puede mejorar la condición de la persona humana. Pero las implicaciones de la palabra mejor difieren notablemente entre uno y otro.
Para Bill Gates, la informática es un paradigma capaz de cambiar el trabajo, el tiempo libre y la economía de los ciudadanos de todo el mundo. Se pueden superar las barreras de la injusticia social con la tecnología, recordó que medio millón de personas en la India ganan 40 mil dólares desarrollando programas para las empresas estadounidenses el talento, la creatividad, la educación harán posible muchas mejoraS.
Para monseñor Nguyên Van Thuân, el problema no está en cómo será el trabajo del futuro sino en cómo serán los hombres y las mujeres sobre los que queremos construir ese futuro. No habla de oídas, fue carpintero, artesano, campesino y profesor de idiomas de sus carceleros.El paradigma del hombre tiene que ser el mismo hombre, su persona, su dignidad.
«No puede ser el homo faber que produce y consume cada vez más. El trabajo no es un fin en sí mismo. La producción material no puede ser infinita, no podemos continuar así sin preocuparnos quién fabrica los productos que llegan a precio bajo. Es necesario cambiar completamente la cultura, volver a poner a la persona como sujeto de la economía y el trabajo».
Ambos representan dos formas de ver la vida, en pocas frases reflejan actitudes muy distintas. No son contrarios, no se trata de una lucha similar a la que enfrentaban antes liberales y conservadores o izquierdas y derechas, no parten de premisas políticas o económicas diferentes, más bien coinciden; sólo varía, ni más ni menos, el lugar que dan a la persona.