Si rostro tienen las ciudades…

Son ya muchos años, y pesan, los que la Ciudad de México -nuestra Ciudad de los Palacios-, ha cargado con la crítica y desprecio de propios y extraños.
Esta urbe, con el dudoso honor de ser la más poblada del mundo, se considera inhabitable, mortífera e inhumana. Como una enorme cebolla, cada año se ve rodeada de una capa más de habitantes que ya han invadido el Estado de México y éste es ahora, con sus 10.6 millones de al- mas, otro mounstruo que nos rodea.
Por si la realidad fuera insuficiente, ecologistas y amigos del tremendismo se aprestan a pintar el futuro con tonos aún más sombríos. La capital es una pregunta; es una locura, nadie sabe qué pasará aquí.
Todo ello es cierto, pero también es real otra cara de nuestra ciudad, la que acoge a los cientos de miles de peregrinos que llegan constantemente de los Estados y de otros países en busca de una vida más digna; ya nadie desprecia, ni le niega el saludo, ni lo rechaza como intruso, como ocurre a los capitalinos en tantas ciudades del interior (aunque no sé qué hay más interior que el D.F.).
También ese rostro amable impulsó a los «chilangos» a volcarse en ayuda mutua cuando el temblor del 85.
Esta ciudad, además de refugio y posibilidades de trabajo y estudio, y ofrece cultura y entretenimiento para todos los gustos y presupuestos, un tesoro espiritual que albergan sus 126 museos y muchos barrios, calles y edificios que pueden presumir de solera belleza.
Parece imposible que los propios capitalinos hayamos caído en la trampa de pensar que México sólo es un inmenso garage contaminado. Tras esa capa está el rostro que nos toca redescubrir y dar brillo para solaz pnuestro y de quienes nos visitan.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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