Sebastián Mejía. Tecnología y cultura de equipo: binomio para las startup

Los emprendedores necesitan tener en cuenta que la tecnología escala mucho más rápido que los negocios offline y actuar en consecuencia.

Sebastián Mejía es de esos emprendedores que construyen un emporio antes de los 30 años. Inició su carrera en el sector financiero y tecnológico de Nueva York, pero poco a poco descubrió que su verdadera vocación radicaba en ofrecer soluciones idóneas para los consumidores.
En 2015 se convirtió en co-fundador de Rappi, aplicación móvil que funge como un asistente personal 24/7, la única startup latinoamericana en recibir apoyo de la fondeadora Y Combinator y la empresa Sequoia Capital. Sebastián charló con istmo sobre el éxito de su empresa y compartió su visión sobre el emprendimiento en Latinoamérica.

¿Cómo se consigue que una startup sea impulsora de crecimiento?
Para que de verdad sean relevantes, deben tener una misión muy clara. En nuestro caso la misión es ser una plataforma tecnológica que genera gran transformación. Si dividimos el concepto para entender qué significa, en realidad pensamos siempre en tres misiones fundamentales:

  1. Ser un producto que mejore la calidad de vida de las personas. Cualquier persona que viva en una ciudad de América Latina conoce los retos, los problemas logísticos, la complejidad del día a día. Un producto como Rappi mejora la calidad de vida de sus clientes.
  2. Tener un impacto social. Contamos con más de 23 mil repartidores afiliados a la plataforma Rappi como contratistas independientes, que pueden generar hasta tres veces un salario mínimo trabajando de forma flexible con nosotros. Ser un enabler. En el ecosistema de Rappi existen restaurantes, retailers, grandes marcas de consumo masivo. Nos vemos como una plataforma inclusiva que pone a disposición de estos aliados toda nuestra infraestructura tecnológica, logística, entendimiento del mercado, datos y soluciones de pagos. Lo que esto genera en negocios que han tenido poco acceso a la tecnología es un crecimiento fuerte. Lo hemos visto en restaurantes y retailers de todo tipo. Se trata de poner a disposición de los empresarios toda nuestra capacidad y músculo para ayudar en su crecimiento.
  3. Ser un catalizador de emprendimiento en América Latina. A nivel tecnológico tenemos poco en comparación con el desarrollo que ha habido en Estados Unidos o en China, por ejemplo. No entendemos por qué sucede, ya que en América Latina existe una cultura emprendedora, hay un mercado bastante grande, acceso a talento tecnológico, un
    addressable market grande. Quizá lo que nos hace falta es quitarnos de encima ciertos paradigmas y creer que podemos lograr emprendimientos innovadores que resuelvan problemas locales, que no necesiten copiar algún modelo de Estados Unidos. Desde el inicio, Rappi ha superado muchas barreras. Hemos logrado trabajar con los inversores más importantes del mundo en tecnología. Algunos de ellos hicieron sus primeras inversiones en Rappi. Hemos constatado que una vez que remueves esas barreras de logística, pagos, etcétera, y haces que la experiencia sea fácil, los consumidores migran al mundo digital, se acelera la adopción de tecnología y se genera otra ola de crecimiento porque hay mucho más flujo de capital en la región, más emprendedores creyendo que pueden hacer empresas de escala e inversores que confían en la ejecución de equipos latinos. Esto es tremendamente transformador para nuestro continente.

En resumen, si se entiende la misión de transformar a nuestros aliados y al ecosistema  (sean repartidores o empresas), el impacto al ecosistema del emprendimiento será mayúsculo y devendrá en crecimiento. Se debe tener siempre en cuenta que la tecnología escala mucho más rápido que los negocios offline, brinda una gran cantidad de ventajas por ello las empresas más grandes del mundo son tecnológicas, pues generan gran productividad.

¿Qué características tiene una startup atractiva para los inversores?
Simplificándolo mucho, podríamos decir que un inversionista suele poner atención en tres cosas:

  1. Qué tan grande es el mercado y la oportunidad
  2. El tipo de producto. La solución que se propone para resolver un problema
  3. El equipo

Creo que las más importantes son las dos últimas. Es necesario demostrar que se trata de un equipo capaz de ejecutar algo, que busca resolver un problema grande y que tiene detrás una misión. Un inversor desea tratar con personas con una forma única de ver el mundo, que perciban un problema y quieran cambiarlo a través de un ángulo puntual. En nuestro caso, creemos que existen las condiciones para generar una nueva forma de hacer comercio en América Latina, pero se necesita construir con tecnología. Tenemos un punto distinto de cómo se estaba viendo el e-commerce.

Desde tu perspectiva, ¿cuál es el futuro de las startups en América Latina?
Estamos en un momento especial. Cada vez escuchamos más noticias históricas respecto de lo que sucede con el ecosistema de emprendimiento en Latinoamérica. Hay empresas que están llegando, que cuentan con nivel de valoraciones, de levantamiento de capital a nivel de escala. Los emprendedores se encuentran también en un nivel mucho más sofisticado sobre cómo escalar una empresa tecnológica, tienen mucho más herramientas. Soy un gran optimista de lo que está sucediendo. Lo veo en diferentes países. Vas a México, Brasil, Colombia, Argentina y ves gente con mucho talento, capacidad y visión; cada vez con más opciones para acceder a capital. Además los inversionistas extranjeros, como los de Silicon Valley en Estados Unidos, están invirtiendo, y los locales notan que puede haber casos de éxito con empresas de esta escala y se están animando mucho más. Nos falta, sin embargo, demostrar al mundo que en Latinoamérica podemos construir innovación local. Eso es fundamental. No podemos dejar que la innovación se quede en manos de las mismas empresas de siempre. Tenemos que construir nuestro propio ecosistema y es un buen momento para hacerlo.

¿En qué momento detectaron que Rappi podría escalar?
Veníamos de otro emprendimiento donde trabajamos con grandes retailers a nivel mundial a los que les dábamos la tecnología. Esa empresa todavía opera. Con esto aprendimos mucho del sector y nos dimos cuenta de que, para generar una nueva forma de hacer comercio, teníamos que superar ciertas barreras que estaban frenando la evolución.
Una de las barreras era la logística, que no existía en América Latina. Otra era cómo resolver el tema de pagos. Tenemos todavía mucha cultura de pago en efectivo. Recién la gente se va sintiendo cómoda utilizando medios digitales de pago. La tercera era que las experiencias que existían para comprar productos en línea no eran buenas. Eran complicadas, los productos no llegaban a tiempo. La experiencia user interface no era satisfactoria. Con base en eso pensamos construir la solución tecnológica para resolver esas barreras.
Siempre soñamos con conseguir un emprendimiento de escala a nivel latinoamericano y sin precedentes, por eso desde el principio vimos tasas de crecimiento muy aceleradas. Había consumidores que pensaban que no tenían para qué salir a la calle a comprar lo que necesitaban si podían tenerlo en 30 minutos y les costaba un dólar la entrega. La solución que proponíamos era tan superior a la solución offline que vimos consumidores que migraban de ese mundo al mundo móvil. Sucedió algo muy interesante: Rappi se convirtió en una súper app donde encuentras todo tipo de productos y servicios, lo que es también algo muy de la cultura latina: compro en el restaurante, en el supermercado o en la farmacia; pido efectivo y me lo traen a la casa; puedo pagar con efectivo en las tiendas. Es un lugar que puedes utilizar para casi para todo. El grueso de nuestros consumidores está comprando a través nuestro un promedio de quince veces al mes. Es una frecuencia altísima. Dejan de hacer muchas de sus actividades offline y las hacen a través de Rappi. Nuestra evolución fue bastante orgánica pues escuchábamos constantemente a nuestros consumidores, incorporábamos nuevas soluciones y seguíamos integrando y mejorando el producto.
Rappi nació como una aplicación donde básicamente hacíamos compras de supermercado, pero muy rápido metimos restaurantes, farmacias, tienditas, Rappicash, antojos, servicios, todo lo que ha sido clave en nuestra evolución, que ha sido muy rápida. Nos globalizamos desde el día uno y lanzamos nuestros servicios en países nuevos. Viajamos a Silicon Valley a los cinco meses de fundar la empresa. Fue muy rápido y con mucho ritmo. En una startup esto es fundamental, tienes que estar ejecutando con mucha velocidad.

¿Qué recomendarías para que otras startup tengan una mentalidad de cambio y mejora continua?
Una startup es, por definición, una empresa que crece rápido. Tampoco tienen muchas alternativas, porque son pequeñas, tienen pocos recursos, sin acceso a capital y con un equipo limitado. Es un tema de vida o muerte. Necesitan conservar un cierto ritmo desde el día cero. Es indispensable conservar el espíritu emprendedor a medida que la empresa va escalando y creciendo.
Es el organismo que, a nivel de organización de empresas, funciona mejor por la velocidad y la capacidad de adaptación del mundo en el que vivimos. Se requiere saber escuchar a los consumidores e integrar sus aportaciones en el producto, haciéndolo también con mucha velocidad, hasta encontrar ese product market fit que demuestra que tienes un producto que la gente de verdad quiere utilizar. Es una mezcla de actitud y cultura de equipo, de saber que estás construyendo una startup que crece rápido y que tienes que dedicarle muchas horas de tu día; sobre todo en la etapa inicial. No es negociable operar de una forma distinta. Nosotros tenemos tres años y medio, y Rappi es un lugar donde trabajas doce horas al día, incluidos los fines de semana. Lo hacemos porque sentimos que estamos todavía en ese proceso de sobrevivir y de crecer con velocidad.

¿Qué datos puedes compartirnos sobre Rappi?
Al día de hoy estamos en siete países y 40 ciudades: México, Colombia, Uruguay, Chile, Argentina y Brasil. Tenemos más de dos mil empleados. Es una empresa que crece 20% al mes. Para ponerlo en perspectiva, diríamos que estamos creciendo 7x cada 12 meses.
Es una empresa donde trabajan algunas de las personas más brillantes que hay no solo en Latinoamérica sino en el mundo. Es un equipo muy cosmopolita. Tenemos gente de todos los países de Latinoamérica, Europa, Estados Unidos.
Por nuestra propia naturaleza, resolvemos problemas con tecnología y nuestro equipo se nutre con personas que vienen de grandes empresas tecnológicas como Apple, Amazon, Mercado Libre.
Contamos con más de doce mil aliados trabajando con nosotros, tanto restaurantes como retailers. Tenemos más de 23 mil repartidores asociados a la plataforma.
A nivel de impacto, lo que genera Rappi no podría cuantificarlo a nivel de empleos directos e indirectos, ingresos que se generan para los repartidores, ingresos que generamos para nuestros aliados. Estamos hablando de algo a gran escala. Aspiramos a ser el emprendimiento tecnológico más importante en Latinoamérica. Estamos por ello trabajando en los objetivos de escala y de proyección que nos hemos propuesto.

¿Qué reflexión podrías compartir con otras empresas sobre la transformación digital?
No digitalizarse y dejar de entender los nuevos hábitos de consumo es no construir para el futuro. Cualquier empresa que quiera estar vigente en los próximos años tiene que entender e incorporar esta idea en su estrategia. Si eres un negocio necesitas adaptar tu estrategia y digitalizarla. Las formas para hacerlo pueden ser varias. Una de ellas, que me parece que funciona muy bien, es trabajar muy de cerca con empresas de tecnología, que por naturaleza piensan de esa forma.
En el caso de Rappi, nuestros principios siempre son tecnología, a diferencia de otras empresas que vienen de un mundo más offline. Aquí tenemos mucho aprendizaje conjunto. Trabajamos con empresas de gran escala que cotizan en la bolsa. Nosotros aprendemos mucho de ellos y ellos de nosotros. Son dinámicas de generación de valor mutuo.
La digitalización debe hacerse con compromiso y éste debe venir desde los más altos niveles de una empresa. Debe ser una estrategia imprescindible. Vivir lo que se proclama y ejecutar sobre eso.


Líderes para trascender
Presentado por:

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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