Piensa global, actúa local…¿cómo era?

Al final, enfocarse en cambiar el entorno para bien es la vocación de un empresario, se trate de una localidad o del mundo.
 

Es muy importante conocer nuestras raíces, saber de dónde venimos,
conocer nuestra historia. Pero al mismo tiempo, tan importante como es
saber de dónde somos es entender que todos, en el fondo,
somos de ningún lado del todo, y de todos lados un poco.
Jorge Drexler (músico, médico y cantautor uruguayo)

 
Si no hubiera sido por el petróleo, que se descubrió en México en los años 30 y por la falta de ingenieros especializados en el tema, no estaría yo aquí. Una de las paraestatales más grandes del mundo le pidió a mi abuelo venir a México para trabajar en los primeros pozos, ubicados en Tamaulipas. Gracias a este acontecimiento, y a que envió cartas a mi abuela convenciéndola de casarse con él para radicar aquí y formar una familia, aquellos húngaros lograron hablar español poco a poco y vieron crecer a sus hijos y a mí, su primer nieto.
Crecí como un niño mexicano, hijo de papás mexicanos y abuelos húngaros. En este contexto, aprendí que lo más importante que uno tiene son sus raíces, aunque las mías no estaban completamente aquí. Entendí la globalización desde mucho antes de que se empezara a hablar al respecto y adquirí un valor que a la fecha sigue siendo el eje de mis días: apreciar la confianza que ponen en mí. Al final de cuentas, lo que el mundo necesita es, entre otras cosas, generar confianza; necesitamos gobernantes más confiables, ser gente de confianza y compartir más esa confianza por el futuro del mundo.
El concepto de Glocal, como se conoció a esta estrategia, nos invitaba a pensar cómo modificar el mundo con acciones pequeñas, en países, regiones, comunidades… localidades. Así encontraríamos soluciones confiables para los problemas mundiales y, aunque todavía no estamos de acuerdo en materias como la preservación del planeta o los derechos humanos, es bien cierto que hemos avanzado.
Por ejemplo, al desarrollar negocios, las personas buscan el bienestar de sus familias. Si pueden contratar a más personas, benefician a más familias; de esta manera, crece la economía de la localidad, y le representará un crecimiento importante al país. Así se podría erradicar una serie de problemas sociales como la pobreza, la desnutrición, la violencia, etcétera.
Esto se va convirtiendo, de cierta manera, en una cadena en donde si hay trabajo, hay oferta, si hay oferta, hay demanda y si hay demanda habrá, seguro, más trabajo. Así aprendimos que cualquier empresa nace con la idea de mejorar su entorno y, así, se rodea de personas que creen y crean soluciones que beneficien a un mercado específico, el cual, si le convence o cubre sus necesidades, regresará a comprar más y nos recomendará con sus círculos de amigos y empresarios. Es algo que Walt Disney conocía de memoria, ya que él decía: “hagas lo que hagas, hazlo tan bien como para que vuelvan y, además, traigan a sus amigos”. De esta manera, las soluciones que se implementen en alguna localidad pueden copiarse y resolver otras… así es como nacen los negocios, se posicionan las marcas y comienzan a crecer en todos los rincones del mundo.
 
LA PASIÓN POR LOS NEGOCIOS TRASPASA FRONTERAS
Ahora, si existieran más personas que pensaran, como yo, que la estrategia también tendría que consistir en pensar global y actuar de forma local; es decir, hacer funcionar el mundo por medio de la confianza en tus vecinos y en sus negocios y, de manera recíproca, que tus vecinos confíen en las soluciones que puedes aportar a sus negocios. Tendríamos retroalimentación certera y comprobada de los empresarios mayores para los jóvenes emprendedores; conoceríamos lo que han visto, lo que ha funcionado y lo que es preciso evitar, de la misma forma en que los empresarios más experimentados aprenderían de los más jóvenes, compartirían la innovación y la necesidad de complementar las ideas con tecnología. Con toda esa información, nuestro negocio para la colonia debería crecer, para ser un negocio que ayude a toda una ciudad, y así conoceríamos a más empresarios de ciudad que nos den consejos para hacer un negocio que beneficie al estado. Así, se va haciendo chico el mercado por medio de la escalabilidad, comercializando globalmente soluciones a problemas específicos.
Así fue mi proceso de pensamiento, en donde entendí que la pasión por los negocios va más allá de las fronteras; aprendí a desarrollarlos internacionalmente, a crear estrategias escalables; viajé y ví qué funcionaba en otros lugares del mundo para solucionar necesidades. Con todo el conocimiento previo, comencé a llevar a empresarios mexicanos a ver lo que está gestándose en materia de innovación y tecnología en uno de los centros más importantes del mundo: Israel. También aprendí que la mejor manera de hacer negocios globales conlleva una serie de actividades; entre las que destacan:
a) Vivir el mercado antes de entrar a él.
b) Tomar en cuenta los usos y costumbres del país.
c) Tener la visión, motivación, dedicación y, sobre todo, la decisión para crecer.
d) Ser un concepto de negocio original y capaz de adecuarse a diferentes territorios.
e) Contar con expertos en la internacionalización.
f) Ser receptivo y actuar rápido, para brindar las soluciones que el mercado necesita.
 
DESCUBRE LA FÓRMULA DE OTROS PAÍSES
En mi última visita a Israel, conocí una empresa que resolvía situaciones particulares en materia de reputación online. A mi regreso, un gran empresario peruano me estaba buscando, porque sospechaba que su grupo restaurantero había sufrido una de las peores estrategias, utilizadas para manchar la reputación extraordinaria que mantenían en cuestiones de higiene, limpieza y obteniendo año con año los máximos estándares de calidad; al restaurante le “sembraron” un roedor que corría por todas partes, logrando el shock colectivo y desatando una exposición indignante de su marca (la cual, por motivo de confidencialidad omito su nombre).
Así que uní mi experiencia con las necesidades y las soluciones en dos diferentes latitudes. El resultado fue bueno: la empresa peruana restaurantera encontró la respuesta en Israel y ahora están viendo la forma en que se adapten las soluciones a empresas de otros países.
Otro ejemplo claro: después de estudiar la complejidad del modelo de franquicias comerciales, conocí a otros expertos con quienes trabajé en el perfeccionamiento de la franquicia con impacto social, uno de los modelos más nobles de franquicia, en donde se beneficia a las comunidades con problemáticas sociales. Por ejemplo, fundaciones u organizaciones sin fines de lucro que ya encontraron la solución para conseguir apoyos, además de enseñar a las comunidades afectadas a ser autosustentables.
De los modelos de franquicias con impacto social, resaltan las microfranquicias, negocios pequeños, pero con todas las características de una franquicia, en los que se invierte una mínima cantidad de dinero y, a cambio, se obtiene el know how y la posibilidad de utilizar la marca (los vendedores de paletas, de bebidas energéticas, etcétera.)
Con estas franquicias se mejora el entorno de las comunidades y se clona la solución en otra región en donde se padece el mismo problema… algo parecido a esa estrategia de pensar local y actuar global.
Ahora bien, si analizo en retrospectiva mi camino, llego a la conclusión de que si mis abuelos no hubieran sido húngaros y no hubieran pasado por las dificultades que pasaron, mis padres tal vez nunca se hubieran enfrentado al mundo como lo hicieron y, de esta manera, no hubieran dejado en mí los valores que tengo. Si mi abuelo hubiera sido de cualquier otro país, quizás mis motivos para cambiar el mundo hoy serían otros. Pero la vida fue así, y así es como lo entiendo: pensar global y actuar local nos da resultados de la misma manera que si pensáramos local y actuáramos global… ¿o cómo era?
Si para estas alturas el lector ya está tan confundido como yo… ¡felicidades! La idea era precisamente que no importe si se piensa local o globalmente. Al final lo importante es hacer… porque al hacer estamos dejando a un lado la pasividad.
En última instancia, hay que pensar igual en ideas locales para solucionar el mundo y hay que ver del mundo lo que puede ser útil para las localidades. Es necesario ser disruptivos y cambiar nuestra forma de ver a quienes nos rodean y así, finalmente, encontraremos el camino que beneficiará a nuestro entorno. Si logramos ayudar a cambiar de manera diferente muchos entornos, miles de entornos, millones de entornos, entonces y sólo entonces cambiaremos por completo las formas de solucionar necesidades de un negocio, una empresa o la sociedad.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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