Irvin D. Yalom
EMECÉ / Grandes novelistas
México, 2015
390 págs.
¿Qué tiene que ver el filósofo holandés-portugués del siglo XVII, Baruch Spinoza, con el ideólogo nazi de la Solución Final, Alfred Rosenberg? Podríamos decir que una cosa: incomprensión. Spinoza fue un pensador que, a sus 24 años, fue exiliado de la comunidad judía de Amsterdam por tener y expresar ideas que no eran bien recibidas por la ortodoxia judía. Sufrió la burla, la ofensa y el desprecio de su comunidad y también el de su familia; sus hermanos pasaron por incontables situaciones humillantes.
Rosenberg, en cambio, era un joven brillante que ponía en serios predicamentos a sus profesores debido a sus ideas de supremacía racial que se tornaban cada vez más radicales, sobre todo contra los judíos. ¿Quién sería la clave para que Rosenberg descubriera a Spinoza? Goethe, el gran ídolo del futuro líder nazi.
Acostumbrados a la narrativa maravillosa de Irvin D. Yalom (El día que Nietzsche lloró, Un año con Schopenhauer), en El enigma Spinoza podemos descubrir la vida de dos hombres que, aunque atemporales, son muy parecidos en su rebeldía y la pasión que imprimen en defender sus ideas, incluso si tuvieran que pagar un alto precio por ellas.