Silicon Valley, la cultura tolerante al riesgo  

IS337_AltaDir_01_principalDe El Valle –como se le llama cariñosamente– se dice que las ideas prosperan hasta convertirse no sólo en empresas multimillonarias, sino en plataformas líderes que establecen las tendencias mundiales en tecnología y negocios. ¿Qué hay detrás de este ecosistema de innovación? ¿Por qué, aun con acceso al capital y el talento necesario, otros países no alcanzan el desarrollo económico como el de esta pequeña porción de California?
 

«California tiene más milmillonarios [billonaires] que cualquier otro país a excepción del resto de Estados Unidos y China» (Forbes, abril 2015); 541 de ellos viven en Silicon Valley en el Norte de California, alrededor de la bahía de San Francisco.2

Durante los cinco años que he vivido en tal región, me he enriquecido al observar a muchos emprendedores seriales desempeñarse en el día a día. Su trabajo me inspira; reaprendí la forma de hacer negocios y sobre todo, a ampliar la visión.
Más allá del tamaño de emporio que estos emprendedores generaron, todos coinciden en que sus proyectos –la semilla de su pasión– cayeron en una tierra muy fértil y que tal escala de crecimiento difícilmente hubiera germinado en otro sitio.
 
EL EMPRENDEDOR NO TRABAJA POR DINERO
«Así es Alfred»
Alfred Chuang, fundador de Magnet Systems, es originario de Hong Kong y emigró a EEUU para cursar la universidad. Lo conocí por medio de una amiga que trabajaba directamente con él.
En 2008, Alfred vendió su empresa –en ese entonces Bea Systems– a Oracle en poco más de 8,000 millones USD. Ante tal medida, mi primera reacción fue hacer un rápido cálculo mental del dinero que él personalmente pudo haber hecho como fruto de esa transacción, que sin duda ascendió a varias centenas de millones de dólares. Y la segunda fue preguntarme por qué emprender inmediatamente cuando, al menos en lo económico, él no tenía necesidad de hacerlo. Mi amiga esclareció que su jefe busca lograr una valuación mayor con su nuevo emprendimiento y cerró con un: «así es Alfred».
 
Emprendedor en serie… y en serio
Gracias a sus constantes disrupciones en industrias (pagos, automotriz y ahora aeroespacial), Elon Musk, cofundador de PayPal, Tesla Motors y Space X, es de los emprendedores de Silicon Valley que más capta la atención.
Al conversar con un abogado de una de las firmas más prestigiosas del Valle, supe que el empresario nunca reclamó los títulos de acciones de una de sus compañías. Inclusive en su tiempo libre –el que le queda después de dirigir Tesla Motors y Space X– planteó una solución para crear un tren supersónico que recorre de San Francisco a Los Ángeles en 30 minutos, a la décima parte del costo de la solución provista por el gobierno y a la mitad del tiempo de vuelo en un avión comercial.
Algunos consideran que, a sus 43 años, Musk superó a Steve Jobs gracias al nivel de impacto que ha ejercido sobre el mundo. Y es que a un emprendedor en serie le ilusiona más cambiar la realidad y tener influencia en la sociedad, que el dinero que pueda generar.
 
No conoce el retiro
Ralph*  llegó a EEUU a los 15 años; las primeras semanas vivió literalmente en las bancas de un parque cercano a su trabajo, un taller mecánico que terminó por comprar a su dueño original. Durante esa etapa, Ralph aprendió inglés, cursó la preparatoria y la universidad. Al concluir sus estudios incursionó en el mundo corporativo y unos años después volvió al mundo emprendedor con una pequeña Start-up tecnológica en sociedad con otros emprendedores de la India –sin ser su área de expertise–.
Cuatro años después, la empresa llegó a tener cerca de 3 mil empleados y presentó su Oferta Pública Inicial (IPO). Cuando la empresa creció y se tornó más lenta y burocrática decidió salirse para fundar otra, misma que vendió dos años después y así sucesivamente en tres ocasiones más.
Durante un desayuno, Ralph me comentó su intención de retirarse y vender su empresa actual, a lo cual yo le aseguré que conociendo su hambre por emprender, aquella fecha nunca llegará.
Silicon Valley es un hervidero de emprendedores con éstas y otras características. Los tres anteriores reúnen coincidencias muy interesantes: no son originarios de EEUU, el dinero no es una meta prioritaria y, sobre todo, los tres continúan trabajando con gran desempeño.
Sin duda este tipo de encuentros son enriquecedores y alientan a replantear el comportamiento de un emprendedor. En mi caso, comencé a emprender ante la amenaza de mi padre: sólo pagaría mi primer año en la universidad, en aquel entonces la más cara del país. Las circunstancias me motivaron, por un lado, a aplicar para una beca y, por otro, a generar algún tipo de ingreso. A la mitad de la carrera inicié un negocio con el que pude pagar la universidad, algunas deudas con mi padre y mi manutención. Al terminar los estudios me involucré en actividades de mi gremio ante las cámaras empresariales y mantuve mi pequeño negocio.
Al contrastar mi actitud con la de Alfred, Elon o Ralph me di cuenta de que llegué muy pronto a una «zona de confort», pues con 23 años de edad y la experiencia de haber iniciado un negocio redituable y replicable, nunca me planteé ni nadie me inculcó, motivó o sugirió abrir tres, cinco, diez o mil sucursales más.
¿Qué sucedería si nuestro entorno provocara esa sana ambición en los jóvenes emprendedores de llevar sus negocios a la mayor escala posible? Tendríamos más generación de empleo y de impuestos para mejores servicios y educación. El fenómeno de «poner el freno de mano» o bajar la intensidad de emprender lo veo en muchos empresarios y emprendedores de mi país de origen (México), en contraste con lo que sucede en Silicon Valley.
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TRES ACTORES NUTREN EL ECOSISTEMA
¿Cómo convertir una situación de pobreza en riqueza como sucede en Silicon Valley? Un profesor de la facultad de Innovación y Diseño en la Universidad de Stanford y yo discutíamos sobre los cambios de mentalidad que se requieren para este fin. De la conversación, resalto la fórmula con la que él define a El Valle:
 
Corruption = Greed / Values
 
Es decir, el grado de ambición individual (interpretación de greed) se compensa con un código no escrito de caballerosidad y compromiso, traducido en valores, que se manifiesta entre los tres elementos principales de la región: académicos, emprendedores e inversionistas. Cada actor se respeta y contribuye al equilibrio del ecosistema que impera en Silicon Valley.
El profesor describe al académico como aquel que busca reconocimiento; que sus papers se lean y refieran en todas las escuelas del mundo. Investigadores y académicos viven para aprender, inclusive cuando van a correr o hacer ejercicio programan su iPod para escuchar la última conferencia sobre el tema que estén tratando.
Al emprendedor lo refiere como aquel que vive en la órbita de «cambiar al mundo» a costa de lo que sea, y quien es capaz de hacer los sacrificios necesarios para conseguir su «aportación a la humanidad». Ya sea generar una nueva app o desarrollar una medicina para curar el cáncer, el deseo de ver sus productos en el mercado le come las entrañas. En ocasiones, los emprendedores no son capaces de explicar sus propios proyectos porque la emoción los invade al hablar.
Finalmente, el interés del inversionista radica en incrementar sus aportaciones en orden de magnitud, es decir, no busca 10% o 30% anual en los retornos, sino 10X, 50X o hasta 100X. Por ejemplo, el primer inversionista de Google3 convirtió su inversión de 100 mil USD en cerca de 1, 700 millones USD en 10 años. Después de eso, el inversionista sigue en la línea de cambiar al mundo, aunque con menos urgencia. Sin embargo, hay que reconocer que el juego de invertir se vuelve tan adictivo como los juegos de casino. Por otro lado, muchos crean su fundaciones para ayudar a emprendedores sociales y los más atrevidos, con sobrada energía, regresan al mundo emprendedor a dirigir una nueva empresa.
 
ASÍ SE TRABAJA EN SILICON VALLEY
A continuación reúno los valores y elementos de la cultura de negocios que caracterizan a la región, y cuya constante ha generado un impacto positivo en su desarrollo económico.
 
Eficiencia
Trabajar mucho, pero trabajar bien
La cultura workaholic en Silicon Valley tiene una connotación distinta. El trabajo es más bien intenso y no se relaciona con largas jornadas laborales; aunque si se requiere concretar un proyecto en poco tiempo, el personal es capaz de encerrarse en su oficina día y noche por semanas. Al concluir, la gente toma vacaciones y da la vuelta al mundo, por otras semanas, para regresar a la intensidad de la empresa.
Además, el alto nivel educativo de la gente permite sintetizar los acuerdos y comunicaciones escritas e «ir siempre al grano». Los correos electrónicos suelen ser cortos y, al mismo tiempo, muy sustanciosos.
La puntualidad es un tema fundamental, porque se trata de la manifestación del respeto por las otras personas. Es mal visto llegar tarde a las reuniones, alargarlas de manera innecesaria o no prepararlas con anticipación. La alta presencia de empresarios de origen asiático en la región quizá sea un factor de influencia en la práctica de este valor.
 
Apertura
Todos son dignos de confianza
¿En qué universidad estudiaste? ¿En qué zona vives? ¿Quién es tu papá? Estas preguntas para evaluar el «pedigree» de nuestro interlocutor no existen en las conversaciones iniciales de negocio, como ocurre a menudo en México. De entrada, todos son dignos de confianza hasta no demostrar lo contrario, lo que supone una barrera menos en la gestación de un negocio.
El respeto se extiende también a las preferencias políticas, religiosas, estéticas y demás. También es curioso observar cuando los transeúntes se topan con un homeless en los alrededores del centrito de Palo Alto. Conversan animadamente con el mendigo y tal vez le ofrezcan una limosna.
 
Transparencia y autenticidad
Los logros no dependen de la apariencia.
Las personas, al menos en su conducta de negocio, son accesibles y evitan vivir de la apariencia.
Tim Draper, uno de los inversionistas más activos y exitosos (invirtió en Hotmail, Skype, Baidu, Tesla Motors) con oficinas en todo el mundo, no vacila en anotar en el pizarrón su correo electrónico y número de celular como lo hizo al final de una presentación ante un grupo de empresarios que vinieron con sus hijos a conocer Silicon Valley. Draper ofreció atender los proyectos de los presentes.
Durante una gira que organizamos en El Valle, sucedió que al iniciar la presentación de un emprendedor de origen latino, uno de los miembros de la audiencia que venía por primera vez, alegó que cómo alguien tan joven y con tal apariencia –vestido de jeans y tenis– podía formar parte de la agenda. Al final de la presentación el empresario se dio cuenta de que aquel emprendedor en jeans era egresado de Stanford, ex-empleado fundador de Google y que hoy poseía un negocio cien veces más grande que el suyo.
 
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Intercambio de ideas
Compartir experiencias,
ideas, oportunidades.
En los cafés, restaurantes, librerías de Palo Alto, Menlo Park, Mountain View, San José, Sunnyvale y San Francisco, a menudo se observa a parejas de emprendedor-inversionista conversar sobre algún proyecto.
El diálogo se da en un ambiente informal, sin acuerdos de confidencialidad de por medio. Y si se diera el caso en el que un emprendedor solicitara la firma de un NDA (Non-Disclosure Agreement), no me extrañaría que el interlocutor lo dejara con la mano extendida y la conversación se diera por terminada.
En Silicon Valley se generan alrededor de 4 mil Start-ups por año, por lo que resulta muy difícil concebir una idea única y original. La mejor forma de proteger una idea en una etapa temprana de la empresa es ponerla en marcha de inmediato y de la mejor forma posible. Una vez que el emprendedor demuestre su capacidad de convertir la idea en dinero, vendrán los acuerdos de confidencialidad.
El empresario mexicano suele sorprenderse ante la apertura que muestran las grandes figuras en Silicon Valley, como hablar de sus proyectos sin la formalidad acostumbrada en nuestro país. Es precisamente en ese tipo de interacción, donde los emprendedores tejen sus redes de contacto y aprenden sobre nuevos mercados y oportunidades; con tal predisposición asisten a cualquier encuentro.
 
Sin temor a equivocarse
Los fracasos son activos que alimentan la trayectoria profesional
Sin duda, un negocio que pretende implementar procesos y productos derivados de la innovación, seguramente realizará cosas que antes no habían llevado a cabo y, por tanto, el riesgo de «equivocarse» es muy alto. Si no se intenta… es porque en realidad no se quiere ser innovador.
Las ideas que alimentan el ecosistema de Silicon Valley suelen lucir aquel sello, por lo que la gran mayoría «fracasa». La aparente derrota aquí se convierte en un importante asset del emprendedor y suma en su trayectoria profesional. En otras culturas empresariales, un fracaso ensucia la reputación de la persona y le cierra la puerta a nuevos emprendimientos. Esta reacción asfixia las oportunidades de innovar en una región y en una organización.
 
Magnanimidad
El mundo es su mercado
En El Valle ni el emprendedor ni el inversionista se rigen por la nacionalidad, de manera que sus estrategias, habilidades, conexiones, relaciones y ambiciones son globales.
Un inversionista difícilmente se involucrará en un proyecto cuyo mercado sea menor a 500 millones USD; así, 90% de los proyectos que no funcionen se pagan con creces gracias al 10% que sí funcionaron.
 
IS337_AltaDir_01_imagen03MÉXICO TAMBIÉN PUEDE SER FÉRTIL
Es un hecho que México cuenta con muchos emprendedores, así como diversos problemas por resolver que derivan en oportunidades para innovar. Aún cuando el poco acceso al capital sigue siendo el principal obstáculo, surgen cada vez más iniciativas y programas que exhortan a inversionistas a no invertir sólo en casas, departamentos o algún paraíso fiscal. En ocasiones bastan 50 mil USD para darle vida a un proyecto con potencial.
Para impulsar el desarrollo económico es preciso incorporar a inversionistas y emprendedores con mayor velocidad. En ese contexto, retomo la fórmula del profesor de Stanford que da vida a Silicon Valley en función del greed, y propongo replantearla para ponerla en práctica en las empresas de nuestro país, las asociaciones empresariales y en todos aquellos promotores del ecosistema de emprendimiento en México y Latinoamérica. Interviene el desarrollo económico (DE), los emprendedores (E), el capital (C), el tamaño del mercado (TM) y la zona de confort (ZC).
 
DE = (E + C)   x  TM
ZC
Cabe destacar que aún con acceso al capital necesario y una adecuada cantidad de emprendedores, si éstos se muestran regionalistas y velan exclusivamente por su mercado local, el desarrollo económico se antojará muy limitado. Un innovador que piense «en global» llegará por donde menos lo espere y, aún en su localidad, le quitará el negocio. Por ejemplo, Facebook desbancó a las redes sociales regionales Orkut y Sónico. Uber está desplazando a las pequeñas empresas de solicitud de taxis por medio de smartphones y Square inició sus operaciones globales para cargos a tarjetas de crédito desde el celular.
Silicon Valley no es para todos, pero estoy convencido de que tener presencia en este lugar representa un gran beneficio potencial. Por ejemplo, que los empresarios contribuyan a generar un cambio positivo en el ecosistema de emprendimiento en sus países de origen, como lo hicieron los fundadores de Skype, Waze y Ooyala.
Skype fue originalmente desarrollado en Estonia. Después, sus fundadores migraron a El Valle y con ello le dieron una proyección global a su producto y lograron una valuación cercana a los 10 mil millones USD para su empresa.
¿Qué hubiera pasado si nunca hubieran salido de Estonia? El hecho de haberse aventurado a Silicon Valley a potenciar sus habilidades, trajo un gran beneficio a su país de origen. De hecho, el ecosistema emprendedor de Estonia se debe en buena medida a la historia de Skype.4 Algunos miembros del equipo fundador son ahora inversionistas de capital de riesgo, mentores de nuevas empresas o bien, emprendedores con nuevos proyectos. Buena parte de sus actividades las desarrollan en Estonia, pero sin perder la conexión con Silicon Valley. Por si fuera poco, Skype emplea a centenares de ingenieros en el país que los vio nacer.
El caso de Waze, el popular sistema de navegación vehicular, nació en Israel. Unos años después de su lanzamiento, los fundadores decidieron tener presencia en Silicon Valley mientras la mayor parte del equipo de ingenieros permanecía en Israel. A finales de 2013, Google pagó por Waze un poco más de mil millones USD. Tuve la suerte de conocer a uno de los primeros inversionistas de Waze en Israel, quien me comentó que una partida nada despreciable de esos millones de dólares fue a parar a su país.
El caso de Ooyala es fascinante y amerita editar un libro al respecto. La empresa resuelve el problema de administrar, categorizar, analizar y convertir videos digitales a las empresas que generan estos tipos de materiales como periódicos, revistas y canales de televisión. Dos de los tres fundadores son de ascendencia mexicana, quienes crecieron y se educaron en el Silicon Valley pero siempre mantuvieron una conexión afectiva y efectiva con México. Efectiva porque su segunda oficina más importante, con cerca de 100 empleados, en su mayoría ingenieros, se encuentra en México y no sólo eso, generó un importante retorno a un inversionista mexicano que apostó por Ooyala.5 La empresa se vendió recientemente en cerca de 500 mil millones USD.
En México hay mucho capital, emprendedores, talento y oportunidades, sólo falta aprender a pensar en global y salir de la zona de «confort». Comencemos por poner en práctica los valores y acciones del Silicon Valley que han hecho prosperar a los aventureros.
 
Notas finales
1   Van Susteren, Eric. «Silicon Valley tops San Francisco in resident billionaires». Silicon Valley Business Journal. Última actualización el 13 de marzo de 2014: http://www.bizjournals.com/sanjose/news/2014/03/12/56-billionaires-live-in-these-bay-area-cities.html?ana=&page=all
2   Savchuk, Katia. «California Has More Billionaires Than Every Country Except The U.S. And China» Última actualización el 3 de abril de 2015: http://www.forbes.com/sites/katiasavchuk/2015/03/04/california-has-more-billionaires-than-every-country-except-the-u-s-and-china/
3   Wikipedia, the free Encyclopedia. «Andy Bechtolsheim». Última actualización el 14 de febrero de 2015: http://en.wikipedia.org/wiki/Andy_Bechtolsheim
4    Aasmae, Kaleb. «The ghosts of Skype past: How Estonia’s biggest tech export is still powering its startup scene today». ZDNet. Última actualización el 28 de febrero de 2014: http://www.zdnet.com/article/the-ghosts-of-skype-past-how-estonias-biggest-tech-export-is-still-powering-its-startup-scene-today/
5    Prólogo al libro Perry Piscione, Deborah (2013).  Secrets of Silicon Valley: What Everyone Else Can Learn from the Innovation Capital of the World,  Business & Economics (version en Español).

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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