Maria Lang
Ediciones B. México, 2014
187 págs.
Estamos en la helada Suecia y, por fin, hace un tiempo delicioso para que los recién casados, Puck (ella) y Einar (él), pasen unos días en el lugar donde Einar creció: Skoga (nombre del pueblito). A la excursión se une el padre de ella, egiptólogo renombradísimo y su gata blanca, Tutmosis III, que mucho ayudará en la resolución de un pequeño inconveniente: el hallazgo de un cadáver en su jardín.
Maria Lang –pseudónimo de Dagmar Lange (Suecia, 1914-1991)–, fue de los primeros miembros de la Academia Sueca de Escritores de Novela Criminal. Se le conoce como la Agatha Christie sueca; su estilo recuerda en muchos aspectos a la reina del misterio: apacibles comarcas donde casi nunca sucede algo… hasta que violentamente sucede; personajes en apariencia planos que esconden historias truculentas; y un detective que, en su fisonomía, recuerda al señor Holmes, pero cuya mente trabaja como Monsieur Poirot.
Aunque algunos consideran a Lang la fundadora de la novela negra nórdica, su pluma retrata el crimen en tonos de blanco: sin escenas escabrosas; líneas claras entre el bien y el mal y, lo que es muy de agradecerse en estos tiempos, siempre se halla al culpable.