R.J. Palacio
Nube de Tinta. México, 2013
e-book (disponible en papel)
Brillante y conmovedora, la novela canta, a varias voces, el paso de la niñez a la adolescencia de un niño, pero no cualquiera. Éste –August– tiene el rostro deforme y es la primera vez que va a una escuela. El libro despliega un abanico de personajes, cada uno a cargo de su propio relato.
R.J. Palacio dedicó veinte años de su vida a diseñar portadas para libros, cultivando el deseo de escribir el suyo. Esta obra, la primera, se situó, y con razón, entre las más vendidas en 2012.
La historia encanta y atrapa. Sólo existe un «pero»: cuando la hermana mayor de August escribe, un pensamiento ronda su mente: la enfermedad de su hermano es hereditaria y ella decide que, por ello, nunca tendrá hijos. Aunque su pensamiento es entendible, faltó aclarar que la maravilla de la vida de August –y las vidas que toca–no sería tal si él no fuera como es. Tal vez una línea en boca de ella, en ese sentido, hubiera bastado, pues toda la grandeza del libro –que no es poca– se sostiene en esa idea.
Una frase resume este canto a la vida: «Todo el mundo debería recibir una ovación del público, puesto en pie, al menos una vez en su vida, porque todos vencemos al mundo». Qué bueno recordarlo, leyendo.
R.J. Palacio dedicó veinte años de su vida a diseñar portadas para libros, cultivando el deseo de escribir el suyo. Esta obra, la primera, se situó, y con razón, entre las más vendidas en 2012.
La historia encanta y atrapa. Sólo existe un «pero»: cuando la hermana mayor de August escribe, un pensamiento ronda su mente: la enfermedad de su hermano es hereditaria y ella decide que, por ello, nunca tendrá hijos. Aunque su pensamiento es entendible, faltó aclarar que la maravilla de la vida de August –y las vidas que toca–no sería tal si él no fuera como es. Tal vez una línea en boca de ella, en ese sentido, hubiera bastado, pues toda la grandeza del libro –que no es poca– se sostiene en esa idea.
Una frase resume este canto a la vida: «Todo el mundo debería recibir una ovación del público, puesto en pie, al menos una vez en su vida, porque todos vencemos al mundo». Qué bueno recordarlo, leyendo.