¿Qué es lo que nos cautiva de la fotografía? ¿Será, como afirman algunos, una ventana que se abre a la verdad? Una extensión de nuestros ojos, una herramienta que nos permite mirar con detenimiento, tanto lo que conocemos como infinidad de realidades desconocidas; un instrumento que permite captar de golpe algunas bellezas, horrores o estridencias de la vida, o admirar simplemente la majestad de la mera existencia.
Desde que surgió la fotografía, en el siglo XIX, ha conquistado un espacio cada vez más amplio en nuestra cultura que día a día se vuelve más icónica. Tanto la fotografía artística como la documental ganan terreno en todos los órdenes, por algo llamamos a nuestra época la era de la imagen.
El libro Fotografía de documentalismo social,1 de Óscar Colorado (Sousa Edições. México, 2013) aborda esta vertiente que periodistas, sociólogos y científicos adoptaron rápidamente desde sus inicios, como un instrumento de excelencia para ofrecer información directa y objetiva.
Narra cómo la primera noción de documento surgió en el discurso lingüístico, pasó al escrito y por último al icónico. Por décadas se consideró a la fotografía una prueba de certeza incuestionable, una evidencia. Al inicio, en perfecta consonancia con el positivismo que la consideraba información directa y objetiva.
Esto ha cambiado radicalmente ante las facilidades tecnológicas para manipular la imagen; pero no es un fenómeno nuevo, ya desde un siglo atrás se hicieron famosos algunos casos de quienes «quisieron aprovechar la credulidad del público y la supuesta certeza fotográfica para la fabricación de invenciones presentando imágenes falsas como verdaderas».
Colorado afirma que la idea de que la fotografía reproduce la realidad es ilusoria e imposible porque siempre tiene un carácter adulterador. Empieza en el nivel físico-mecánico, con la reacción ante la energía lumínica, después la propia óptica, luego el soporte en que se presenta la imagen y, por si fuera poco, la intención y opinión del fotógrafo que elige el aspecto de la realidad que quiere capturar.
La fotografía no reproduce la realidad, la representa, con todas las limitaciones del medio y los enfoques y matices que determina el fotógrafo. «Un fotógrafo puede enaltecer a un político o subyugar a un ciudadano común y viceversa; crear una imagen barrida para ilustrar mejor el movimiento, etcétera. Pero no será únicamente el uso de los elementos formales de la fotografía lo que puede alterar la toma. Están, por supuesto, los conocimientos e ignorancias, prejuicios o afinidades del fotógrafo que determinan el uso de las herramientas fotográficas».
LA FOTOGRAFÍA DOCUMENTAL EDITORIALIZA
Ante tantas influencias externas o internas, ¿cómo pensar en la fotografía como un documento válido, como un testimonio? Porque la facultad comunicativa siempre está presente. El propósito de la fotografía documental es comunicar algo importante, plantear ante los ojos del espectador un comentario que espera que entienda y complete con su interpretación. Es una forma de entablar una conversación.
«El foto-documentalista plasmará su visión personal y por tanto subjetiva del tema que trata y cometerá un pecado prohibido al foto-reportero: planteará un juicio, editorializará, en el sentido anglosajón de establecer una opinión personal sobre el asunto que trata. La fotografía documental trasciende a la mera posibilidad de registrar, aspira a algo más, a poner «en evidencia las intenciones del fotógrafo».
La fotografía documental, lejos de una concepción romántica, de pureza y claridad, siempre lleva un sentido político porque la mirada neutral es imposible; el documentalismo social, que viene de la mano, denuncia y busca «un despertar del entendimiento e incluso procura la acción reformadora».
El libro aborda otros enfoques interesantes como la fotografía humanista, la intimista, la activista contemporánea… y presenta en cada caso a algunos de sus más destacados exponentes con suficientes muestras de su trabajo. Además de ser una cuidada edición, el texto será de amplia utilidad para estudiosos de la fotografía y todo aquel que desee acercarse al espacio de encuentro y debate que significa la fotografía documental.
Notas finales
1 Óscar Colorado. Sousa Edições y Universidad Panamericana. México, 2013. El autor enseña la materia de Fotoperiodismo Avanzado en la Universidad y dirige el Departamento de Fotografía de la carrera de Comunicación.