Hace dos años me nombraron director de una empresa química que recientemente ha desarrollado nuevos productos gracias a la capacidad y dedicación de nuestro director de planta. Es muy eficiente en su labor y maneja bien a su gente, pero se niega a hacer equipo con los directores de otras áreas y me reta con frecuencia.
Varias veces le he pedido que cambie pero no lo veo dispuesto y en cambio, me amenaza con irse y llevarse el know how de varios productos. Sin duda, su salida reduciría nuestras escasas utilidades al menos unos meses. Los otros directores me presionan para que lo despida y para justificarlo ofrecen exagerar su mala conducta ante el consejo de accionistas. Sé que es una falta de ética, pero al no actuar, me estoy enemistando con mis otros ejecutivos. Me siento en un callejón con dos salidas falsas.
Los asesores sugieren
1 Estimado director, lo primero que hay que tomar en cuenta o preguntarse es, independientemente de cualquier fobia o filia, qué es lo mejor para la empresa. Es común encontrarse personas muy capaces intelectual o técnicamente, pero con un pésimo desempeño social o emocional, que afecta el clima laboral. Sin embargo, el clima laboral es un medio para alcanzar los resultados, no un fin, no tienen que llevarse bien los colaboradores para ser productivos. Lo que sí es preocupante es el tema de los retos constantes y el chantaje, pues una relación así no es sustentable para la empresa ni para el trabajador. Esto debe tenerlo claro el Consejo de accionistas, para conseguir su respaldo a tu decisión cualquiera que sea.
Hay que ser claros con el director de planta para especificarle que no sólo los resultados operativos son necesarios, sino que hay resultados estratégicos que también lo son, y que es necesario cambiar actitudes para permanecer en el puesto. Si esto no funciona, empezaría a buscar otra persona. Lo que definitivamente nunca hay que hacer es mentir para sacar a una persona incómoda de la empresa.
Rodrigo Villaurrutia
Profesor de Ética de la Empresa
2 Mentir nunca se justifica: realmente no funciona atajar el mal con el mal.
Pienso que aquí la pregunta a considerar es: ¿no serán los ineptos los otros directores, (los que ofrecen mentir), y el único que vale la pena retener en la empresa el «creativo-eficiente-retador»? ¿No se le podría ofrecer que formara él su propio equipo de trabajo? ¿No se le podría pedir mayor compromiso con la empresa, traer la camiseta puesta, ser más leal, aprender a trabajar en equipo?
Quizá lo primero sea hacer una investigación más a fondo sobre lo que realmente está pasando en la planta de producción.
Armando Reygadas
Abogado especialista en Ética de Empresa