Tras haber echado a andar varios proyectos exitosos me invitaron como director general a una empresa nueva. He trabajado año y medio muy duro y con entusiasmo. El Presidente del Consejo y principal accionista es un empresario jubilado con fuerte personalidad y ascendencia sobre los demás, pero no respeta mi puesto; alguna vez ha dado órdenes que contradicen las mías lo que me desgasta y molesta mucho. No admite réplica ni comentario alguno de mi parte.
Para colmo, me he enterado de que dos personas de la empresa, un hombre y una mujer, son sus «orejas» y en cuanto surge un problema, antes de que yo resuelva, ya él se enteró y dio órdenes, muchas veces inadecuadas. Hablé con ellos y lo niegan todo, pero cuento con evidencia de que están jugando ese papel. Tengo un buen pretexto laboral para liquidarlos pero me he detenido porque ambas necesitan el trabajo, tienen familias que mantener y además no son en realidad los «responsables», aunque, sin duda cortar sus «informes» sanearía mucho mi situación y a la empresa misma.
Los asesores sugieren
1 Amigo director, un empresario que se retira tras haber dirigido con menor o mayor éxito un negocio, tiene mucho problema para cortar el cordón umbilical. Tú puedes despedir a los «espías que te traicionan». Al accionista mayoritario no lo puedes despedir, y él a ti, sí.
Si despides a los «traidores» será injusto, pues es legítimo que le obedezcan por ser quien es. Y de cualquier modo, el empresario encontrará la forma de entrometerse cada vez que quiera, a través de otros empleados.
No puedes evadir con la realidad como avestruz. El problema es tu relación con el empresario. Si como dices, no está dispuesto a escucharte, es que ha fallado el manejo de tu relación con él. El camino sencillo es buscarte otro empleo. Y quizá tu próximo jefe sea igual o más invasor.
El reto es conquistar su confianza. Si no puedes impedir que se meta, hazlo partícipe dirigiéndolo a lo que quieres que se meta, entreteniéndolo en los temas que le gustan, mientras tú conservas los importantes para producir resultados.
Si no enfrentas el reto, cambiarás de empresa sin haberle sacado jugo a esta oportunidad, que te habría hecho crecer como un profesional más maduro y valioso.
Gerardo Hill Reyna
Consultor empresarial especializado en temas de ética
2 Estimado director, trabajar en una empresa no institucionalizada, ya sea familiar o como en tu caso con una fuerte influencia del dueño, siempre tiene sus particularidades. Una de ellas es que si el dueño o dueña no tienen la suficiente madurez para darle libertad al nuevo director o directora, los choques constantes y el desgaste emocional será altos.
Esta situación se resuelve hablando claramente (de preferencia desde el principio) y poniendo las reglas del juego sobre la mesa al momento de la negociación. Me parece que año y medio es tiempo suficiente para demostrar tus capacidades y logros, por lo que es buen momento de poner las cosas claras con el dueño. Ojo, la respuesta del dueño puede ser que no cambiará de actitud, en cuyo caso tendrás que pensar si quieres o no seguir ahí.
Los espías son un fenómeno derivado de la actitud del dueño, su lealtad, confianza o temor a él son los que provocan esas actitudes, es la causa de esos comportamientos. Una vez que hables con él y se aclaren las cosas, hablaría con ellos para explicarles la situación y ahora sí poner límites. Lo primero es ganar la confianza del dueño y poner las reglas claras.
Rodrigo Villaurrutia
Profesor de Ética de la Empresa