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Los asesores sugieren
1 Lo primero, habrá que vivir esa discreción, como te la están pidiendo. En segundo lugar, en cuanto a la amistad, no veo la traición por ningún lado. Por el contrario, pienso que las nuevas circunstancias, al darles la oportunidad de trabajar juntos pueden ser una magnífica ocasión para profundizar en esa ya larga amistad y crecer en el desarrollo profesional, el de cada uno. Hay que evitar la envidia, (la tristeza o pesar por el bien ajeno) que es mancha corrosiva, y recordar lo que con razón decían los antiguos: «Somos como las cubetas de noria, a veces abajo y a veces arriba». Esta es sólo otra etapa de sus vidas profesionales, así que trata a ese colega con gratitud, y con el tino adecuado.
Procura también lograr su mejor participación en el nuevo proyecto. Este reto pide humildad para ambos, y por eso puede significar un crecimiento en amistad, que siempre es «buscar el bien del amigo».
Armando Reygadas
Abogado especialista en Ética de Empresa
2 Estimado arquitecto, según nos relatas en tu dilema, no hay traición alguna para con tu amigo, ni en la aceptación del proyecto ni en guardar discreción al respecto. La atracción y retención de talento debe ser una constante en toda empresa; si la compañía encontró en ti este talento, es absolutamente válido aceptar la oferta. Tu amigo fue el medio por el cual tú podrás desarrollarte en este proyecto, si es tu verdadero amigo se alegrará por ti. En este tipo de casos la madurez de las personas para aceptar la subordinación a un amigo juega un papel relevante, pero del cual tú no tienes control. Debes tomar en cuenta que la relación sí va a cambiar, pues como jefe tendrás que dirigir, controlar, limitar e incluso regañar si es el caso. La madurez de los dos indicará si la amistad es más importante que el proyecto laboral. Por lo pronto, ¡felicidades por el proyecto!
Rodrigo Villaurrutia
Profesor de Ética de la Empresa