Más allá de la Eugenesia. Corregir o perfeccionar la descendencia

La «eugenesia liberal» trae de nuevo a escena la posibilidad de buscar el mejoramiento de la raza y de elegir quién tiene derecho a vivir. Ahora, no de acuerdo a criterios de un estado, como hace casi un siglo, pero sí de acuerdo a la presión de una sociedad que, al arrinconar la dignidad humana, cree que todo puede ser mejorado o sustituido.
Existen términos que culturalmente se han cargado con una significación negativa, ya sea por su propio referente o por las diferentes asociaciones históricas a las que nos remiten. La eugenesia es uno de ellos, pero es interesante descubrir que este concepto no siempre se asoció a los exterminios totalitaristas de la segunda mitad del siglo XX, sino que antes fue una mezcla de ciencia y pseudociencia que se desarrolló en algunos de los principales centros universitarios del mundo occidental con el objetivo fundamental de mejorar la raza humana.
La palabra eugenesia, del griego eu bueno y genos nacimiento, fue acuñada por Sir Francis Galton, pensador británico del siglo XIX. Galton, primo segundo de Charles Darwin, se desarrolló, como hombre de su época, en distintas ramas de la ciencia; fue matemático, inventor, explorador, meteorólogo y eugenista. Será conocido primordialmente por sus teorías sobre la eugenesia.
Galton precisa el término eugenesia en la obra Inquiries into Human Faculty and Its Development, de 1883. La define como la ciencia del mejoramiento de la raza que no se limita a las preguntas sobre el apareamiento juicioso, sino que, especialmente en el caso de los hombres, toma consciencia de todas las influencias que se tienen, no importando la lejanía de grado, para dar como resultado a las razas mejor dispuestas, o líneas de sangre, una mejor oportunidad de prevalecer rápidamente sobre las menos dispuestas de lo que la hubieran tenido. La palabra eugenesia será suficiente para expresar esta idea, y es al menos una palabra más clara y generalizada que viricultura, que ya había utilizado.1
La selección natural había sido descubierta recientemente y se estaba aplicando a otras áreas de la ciencia para explicar diferentes fenómenos. No es de extrañar que el estudio del hombre y su descendencia sea uno de los primeros ámbitos a los que se traslada ese descubrimiento.
Rápidamente el término eugenesia se subdividió en dos clases con cualidades propias pero cuyo común objetivo era el mejoramiento de la raza.2
• La eugenesia positiva proponía la reproducción de aquellos considerados como los más aptos para mejorar la especie humana mediante la selección de las mejores razas o líneas sanguíneas.
• La eugenesia negativa se basaba en desalentar la reproducción de aquellos considerados como disgenésicos, o menos aptos.
Ambas subclasificaciones de la eugenesia tenían como patrón normativo una errónea idea de lo que es la perfección humana, que iba en relación directa con los estudios científicos y pseudo científicos de las diferencias raciales; todo aunado a un ambiente xenofóbico y racista. Quienes demostraran la mayor perfección de una raza y pertenecieran a ella se podrían considerar a sí mismos superiores en los aspectos morales y biológicos respecto de los que pertenecían a otra. Como ya dije, todo basado en una mala interpretación de la selección natural darwiniana y en concepciones erróneas sobre la valía del hombre.
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En los años siguientes, la eugenesia se cimentó en el ambiente académico y se fundaron diversas sociedades con el propósito de realizar más estudios en esta área y promoverla. Algunos ejemplos son la Eugenics Education Society también conocida como British Eugenics Society, fundada en 1908 y la American Eugenics Society, fundada en 1922.
Aunque comúnmente se tiene la idea de que todos programas abogaban por la supremacía de la raza blanca encontramos en México una situación bastante particular. Nuestro país no fue extraño a ese movimiento y se funda el 21 de septiembre de 1931 la Sociedad Mexicana de Eugenesia para el Mejoramiento de la Raza.3 Como bien señala Laura Suárez, la mayor conocedora del tema, la eugenesia en México se caracteriza por una hibridación de las ideas sobre la superioridad de la raza blanca con las ventajas que proveía tener una mezcla de sangre indígena, dando lugar a un tipo de teorización muy particular.
A la par de estas sociedades se realizaron conferencias internacionales sobre el tema, la más importante fue la International Eugenics Conference que se realizó en tres ocasiones. La primera, en Londres en julio de 1912, la segunda en el American Museum of Natural History en Nueva York, en septiembre de 1921 y la última en la misma sede en agosto de 1932. Nótese que si seguimos la línea temporal llegamos al 14 de julio de 1933 día en que el gobierno nazi proclamó la ley para la prevención del nacimiento de la descendencia hereditariamente enferma.4 Esa ley autorizaba al estado alemán a esterilizar a la población que sufriera de alguna enfermedad de transmisión hereditaria y a los alcohólicos, entre otros.
Tanto en Europa como en América se adoptaron interpretaciones erróneas sobre el valor humano para luego aplicarlas a teorías erróneas sobre la herencia en humanos en pos de mejorar la raza, lo que dio como resultado más grave una quimera entre genética mendeliana aplicada, higiene racial, eugenesia, xenofobia, eutanasia, homofobia, experimentación humana y genocidio.5
Ello cambió al conocerse las atrocidades cometidas durante la segunda guerra mundial por parte de alemanes y japoneses. El gran impulso que hasta entonces había tenido la eugenesia quedó en un impasse.
Todas estas prácticas tuvieron en común varios aspectos, el principal es la participación de la figura del Estado Nación como poder coercitivo sobre los habitantes de cierto territorio al momento de implementar una serie de medidas en las legislaciones que regulaban el área médica. La mezcla de gobiernos totalitarios con prácticas científicas y pseudocientíficas dio como resultado una serie de vejaciones a la humanidad que estigmatizaría el término, con justa razón, por los próximos años.
Se reevaluó la consideración de «raza» como patrón de medida para la perfección humana y se relegó a la eugenesia hasta considerarla una pseudociencia al servicio de los grupos conservadores más radicales que profesan la superioridad racial.
Con el paso del tiempo y la distancia histórica surge en el mundo académico contemporáneo una rehabilitación de lo que ciertos pensadores conciben como un término útil para el desarrollo humano. A continuación expongo de manera sucinta esta nueva propuesta y los peligros que acarrea en caso de convertirse en realidad. Hago hincapié en que es mejor estar preparados para que ciertos escenarios nunca se conviertan en realidad que vernos sin las herramientas necesarias en un Hiroshima biotecnológico.
LA NUEVA EUGENESIA «LIBERAL»
La propuesta de la eugenesia clásica o de corte totalitario es el mejoramiento de la especie humana como un todo, por lo que se toman decisiones centralizadas respecto de las pautas a seguir. Se presupone que el Estado posee las herramientas para discernir entre los aptos y los no-aptos y tiene la mejor información para la toma de decisiones sobre lo que conviene a la reproducción humana. Todo ello, como dije, con una idea mal formulada, mal interpretada y con erróneas bases científicas de lo que es una vida valiosa.
El pensamiento contemporáneo de corte liberal trata de revalorar la idea abstracta de la eugenesia. Tras haber sido relegada algunas decenas de años, reaparece con los avances en las tecnologías neuro-bio-info-cognitivas, sobre todo los que se desprenden de la biología, que permiten plantearse la posibilidad de modificar la estructura básica del ser humano, su genoma, y obtener resultados fenotípicos específicos. Esta reaparición del término en el vocabulario científico lleva el distintivo de «eugenesia liberal» para contraponerla a la eugenesia clásica o de Estado que marcó la segunda mitad del siglo XX.
La diferencia radical entre la eugenesia clásica y los nuevos planteamientos de la eugenesia liberal reside en la idea de una neutralidad por parte del Estado en lo referente a las vidas valiosas y deja que sean los padres quienes decidan sobre las futuras modificaciones que sus hijos sufrirían.
Es una diferencia fundamental, ya que mientras la eugenesia clásica, autoritaria, establecía el rango del modelo que había de reproducirse o rechazarse, la liberal toma como punto de partida la existencia de una amplísima variedad de vidas logradas de acuerdo a un número igual de valores multiculturales, en una misma sociedad. La  no interferencia del Estado para designar lo valioso es la primera marca distintiva, a la par del incremento de las libertades reproductivas. De esta propuesta se derivan también dos ramificaciones:
La eugenesia correctiva busca eliminar las enfermedades que aquejan al ser humano para que lleve una vida libre de ellas.
La eugenesia perfeccionadora busca satisfacer el deseo de los padres para otorgar a sus hijos las características que sus progenitores consideran deseables para obtener una vida lograda.
Esta propuesta se fundamenta en que el hombre puede, por un lado, desligarse del azar genético, presente en el momento de la concepción y, por otro, que los ambientes en los que se desarrollan los individuos pueden ser preparados para presentarles las mejores oportunidades. En unos años se creyó que existía un determinismo por parte de los genes, hoy se sostiene que el ambiente y los genes se complementan para desarrollar sus capacidades.
La corriente de la eugenesia liberal afirma que al momento de separarnos del azar nos movemos de aquello que es natural a aquello que sería justo y este es el principal problema que enfrenta al momento de establecer qué tipo de intervenciones se podrían realizar en las personas. El primer subtipo de eugenesia, la correctiva, es mejor aceptada porque no altera lo dado por la naturaleza y sólo corrige aquello inherentemente malo para las personas.
Aun así no está exenta de problemas y el principal es cómo establecer qué es la enfermedad y por ende qué es aquello que debería ser o no modificado en aras de una existencia libre de ella. Pensemos, por ejemplo, que en algún momento ser zurdo fue considerado una enfermedad y que existen otras, como la anemia falciforme que protege en cierto grado a su portador contra la malaria, que presentan ventajas evolutivas en ciertos ambientes.
La eugenesia perfeccionadora acarrea mayores problemas. Los dos mayores son: que la eugenesia se convierta en un modo de presión social que nos llevaría inevitablemente al antiguo régimen totalitario, y la posibilidad de inequidad como consecuencia de las prácticas eugenésicas.
La primera crítica se basa en que un modelo de perfección emanado de los mercados liberales es aún más preocupante que uno establecido por un Estado. Las personas en dicha situación se verían presionadas hacia ciertos tipos idealizados que tendrían con base un estándar arbitrario de perfección. Una muestra de ello en una escala diferente es la presión social a la que se ven sometidos los adolescentes por alcanzar unos parámetros de perfección casi inalcanzables. Esta primera crítica se refiere como modelo generalmente a la película GATTACA de 1997. En ella una sociedad futurista finca el estándar de lo adecuado en las determinaciones genéticas de sus ciudadanos. Una polarización de este tipo acaba con la conquista social que reconoce el valor intrínseco de lo diferente.
Por otra parte, se ha especulado que dichas tecnologías únicamente ensancharán las brechas socioeconómicas que ya existen. La diferencia entre ricos y pobres que el Estado moderno trata de aminorar mediante programas de justicia social, se vería completamente superada cuando quienes poseen recursos para acceder a las tecnologías, no sólo se volvieran más acaudalados sino que al mismo tiempo serían más sanos y con una mejor prospectiva de vida biológica.
Es cierto que las tecnologías de las que se especula, que podrían incrementar la salud, la inteligencia o cambiar los rasgos como el color de ojos o de piel, parece que surgirían dentro de al menos una década o más, pero ya hoy convivimos con una que claramente es precursora de las que seguirán.

¿EXISTE UNA EUGENESIA CON FUERTE PRESIÓN SOCIAL?
El Diagnostico Genético Preimplantatorio o DGP consiste en someter a los embriones en estado octocelular a una prueba genética preventiva. Este procedimiento se ofrece a los padres que desean prevenir un embarazo en que el producto pudiera estar afectado por una enfermedad de transmisión hereditaria. Después de que se han fertilizado varios óvulos por medio de la fertilización in vitro se realiza esta prueba extrauterinamente, y solo se implantan aquellos cuyos resultados dan negativo para las enfermedades transmisibles por herencia. Algunos ejemplos son la hemofilia, la fibrosis quística, la enfermedad de Huntington; y en general las enfermedades monogenéticas.
Dejando a un lado los problemas éticos que se desprenden de la fertilización in vitro me centro en dos que surgen del DGP. El primero es que con esta técnica se discrimina la vida humana en relación a ciertos estándares de calidad que pasan por alto la dignidad intrínseca de todo ser humano. El debate académico esta escindido justo en cuál es el estatuto del embrión después del momento de la concepción. Mientras sólo se preste atención a la capacidad para el sufrimiento que dicho ser humano tiene en ese estado de desarrollo, los promotores de esas técnicas no ven un problema moral.
Por otra parte todos quienes sostienen que la dignidad y los derechos de la persona comienzan en su justo reconocimiento de partir de la concepción encuentran vejatorio que instrumentos desarrollados para el rendimiento comercial se apliquen a un ser que no pertenece a ese rubro porque no tiene un valor tasable sino una dignidad. En palabras difícilmente superables del filósofo alemán Emmanuel Kant:
«[Todo] tiene o un precio o una dignidad. Lo que tiene un precio puede ser sustituido por otra cosa como equivalente; en cambio, lo que se halla por encima de todo precio y, por tanto, no admite equivalente, posee dignidad».
El número de abortos intrauterinos de niñas que se producen en India y China al conocer el sexo, que algunos sitúan en cifras tan alarmantes como 30 millones, nos hace reflexionar sobre el alcance de estas nuevas tecnologías. Sobre todo en México donde existe una ley que prevea el caso y adopte medidas en consecuencia.
El segundo caso es la discriminación que sufrirán quienes estén afectados por alguna discapacidad. Es idílico pensar que una sociedad altamente competitiva, en todas las esferas de la vida y con libre acceso a dichas tecnologías se abstendrá de presionar a los padres para que rechacen a cualquier hijo que presente una posible enfermedad. Ello es más sencillo cuando la fertilización se realiza fuera del cuerpo de la madre y en un caso extremo podría legislarse acción penal contra los médicos que implantasen embriones que cargaran algún tipo de enfermedad.
En un primer momento la tecnología nos permitía reflexionar sobre nuestra interacción con el mundo pero cada día más nos hace reflexionar lo que es ser humano y hasta dónde estamos dispuestos a llegar para defender la dignidad de las personas.
REFERENCIAS
1 http://galton.org/books/human-faculty/text/html/index.html
Página 17 en la versión impresa y 39 en la digitalizada.
2 Cfr: Kenneth L. Garver y Bettylee Garver, «The Human Genome Project and Eugenic Concerns», The American Journal of Genetics, EUA, Enero, Nº 54 Vol. 1, 1994, Págs, 149.
3 Laura Suárez y Lopez-Guazo, «Eugenesia y medicina social en el México Posrevolucionario», Ciencias, UNAM, D.F., Octubre-Marzo, Nº 60-61, 2000 Págs. 83
4 Gesetz zur Verhütung erbkranken Nachwuchses
5 Puede pensarse en las leyes promulgadas en Estados Unidos que permitían la esterilización forzada, el programa Aktion T4 de “eutanasia” y las experimentaciones en humanos como aquellas orquestadas por los japoneses bajo la Unidad 731.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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