Gilbert Keith Chesterton
Acantilado. Barcelona, 2010
230 págs.
LOS NABOS Y LA TOLERANCIA
Este verano se cumplen 75 años de la muerte del obeso y erudito escritor londinense. Herejes es muy probablemente su obra menos conocida, muy por debajo de sus cuentos del padre Brown, su elocuente Ortodoxia o sus detalladas biografías.
Sin embargo, éste es su primer libro de ensayos, escrito en 1905 y para conseguir que usted se lanzare inmediatamente a la librería más cercana para comprarlo y leérselo de un santiamén, bastaría que yo, humilde lector y reseñista, pusiese aquí un puñado de citas extraídas del bello volumen editado por Acantilado; pero eso sería abusar.
Por eso, a reserva de dejarle dos muy buenas referencias para el final, permítame decirle algo en favor de esta obra llena de inteligente humor: pocos como Chesterton para plantear una defensa tan sensata y audaz del conservadurismo.
Y por conservadurismo quiero decir sentido común, coherencia y convicción. En efecto, en medio de una revolución intelectual como la que vivía la Inglaterra victoriana, Chesterton osa alzar la voz en contra de los vanguardistas, los innovadores y los que pretenden descubrir la leche tibia y el hilo negro.
«El vicio de la concepción moderna del progreso mental —advierte— es que siempre tiene alguna relación con romper límites, eliminar fronteras, deshacerse de dogmas». Es decir: suponer que puede uno andar por la vida haciéndole al loco, sin media creencia de por medio y que por esa única razón uno es liberal, inédito o valiente revoltoso, es una patraña.
A lo largo de la veintena de ensayos que compone a Herejes, el autor enarbola sutiles puyazos en contra del esnobismo intelectual que crece al amparo de la ignorancia y la moda. Un libro cuya vigencia le sorprenderá, hoy, en el siglo del iPad y la libertad de expresión. Segunda cita para que se arranque a comprarlo: «los árboles no tienen dogmas. Los nabos son singularmente tolerantes».