José Vicente Anaya
Almadía. México, 2010
187 págs.
Largueza del cuento corto chino es una deliciosa colección de perlas literarias bien pulidas, cada una en sí misma motivo de meditación.
Las filosofías orientales advierten constantemente de la ceguera de quien es incapaz de desprenderse de su ego. Los sabios en Oriente se abstienen de largos y enredados discursos. Gustan de la brevedad y el silencio. En pequeñas ficciones pueden exponer al mismo tiempo la estructura del universo, lecciones de sabiduría práctica e insinuar el camino de la iluminación, que buscan expandir la conciencia de quienes acceden a ellas.
Esta recopilación que hace el poeta José Vicente Anaya es una probadita de una tradición que atraviesa cinco mil años de cultura. Asomarse a esta percepción del mundo construida sobre presupuestos muy distintos a los nuestros como la integración del todo y la nada, causa admiración.
En pocas sesiones de lectura se disfrutan historias que contienen heroísmo, tragedia, humor e inagotables reflexiones. Largueza significa virtud moral y generosidad. Anaya acertó, como uno de los personajes de estos cuentos, en ver que la iluminación está cerca de quien es capaz de ver lo más grande en lo más pequeño.