El lenguaje de las matemáticas es perfecto. Sin verbos irregulares ni excepciones a las reglas, intenta dar explicación a las imágenes del mundo. De aquí parte el desarrollo de las teorías que buscan describir el entorno. Los matemáticos generan demostraciones elegantes que señalan el resultado correcto como el más estético o simétrico.
Ellas comunican, pero muchos consideran que excluyen a los menos preparados. Para Goethe los matemáticos son como los franceses: cuando se comunican traducen lo dicho a su propia lengua y lo transforman en algo distinto.
En toda disciplina hay que observar y procesar información, transmitirla oralmente y difundirla a los demás. En esta última etapa se pierden muchos conocimientos.
Du Sautoy realiza un recorrido por los patrones de la naturaleza y su papel en la construcción de un lenguaje efectivo. Su viaje simétrico abarca, desde los cinco sólidos platónicos, hasta la estructura de las Variaciones Goldberg de Johann Sebastian Bach; la solución de los Teoremas de Fermat, la serie de Fibonacci, el museo del Louvre y la Alhambra. La simetría no se presenta en la naturaleza por casualidad. De hecho, es por ella que se explica y se construye.