Soy director del Departamento de Ventas de una empresa. Un empleado de otro departamento cometió una falta grave y fue despedido inmediatamente. Su esposa trabaja en mi departamento y durante cinco años ha demostrado eficiencia y buenos resultados.
Al enterarse el director general de lo sucedido con el otro empleado, me pidió que también despidiera a su esposa para evitar que bajara su desempeño por cualquier rencor. Sin embargo, eso representaría despojar a una familia de sus ingresos completos y la pérdida de una empleada de buena trayectoria en la compañía.
¿Debería abogar por mi empleada? ¿Qué tan válida es la justificación del director general?
Los asesores sugieren
Estimado director, la conclusión de que dado el despido bajará su desempeño me parece evidentemente falaz. Es una conclusión que se anticipa a los hechos y dada la trayectoria de la empleada no se debe actuar de forma precipitada. Considero que sí debes abogar por tu empleada, pues los errores, sus consecuencias y las responsabilidades, son de cada persona y ella no debe pagar por los errores de su esposo.
No sólo sería una injusticia con tu empleada y su familia, sino con la empresa. No se debe despedir a una persona eficiente y de buenos resultados por un parentesco familiar. Reza el dicho popular: «Que cada palo aguante su vela».
Rodrigo Villaurrutia
Profesor de Ética de la Empresa
En efecto, no parece muy sensato proceder de ese modo, sobre todo sabiendo que la esposa es empleada de buena trayectoria y de muchos años en la empresa. Presuponer una reacción de rencor en ella es injusto y en cierto modo parece una proyección psicológica del director general.
Ante lo acontecido, una empleada honesta se sentirá avergonzada, y al mismo tiempo agradecida con la empresa por conservar su trabajo. Por otro lado, en ventas, sus rendimientos fácilmente pueden ser evaluados para evitar un posible menor desempeño.
Sinceramente pienso que debes abogar ante el director general usando como argumentos la buena trayectoria de la empleada, la ahora mayor necesidad del sueldo en la familia (que sin duda la harán más comprometida y responsable), y el compromiso de tu parte, como director de ventas, de supervisar su trabajo de modo cercano para evitar disfunciones.
Como siempre, sería muy bueno que la empleada conociera todo esto en un plano de confianza y motivación para conseguir de ella una buena respuesta.
Armando Reygadas
Abogado especialista en Ética de Empresa