Carlos Pereda
Siglo XXI. México, 2008.
150 págs.
Estamos acostumbrados a que la filosofía se realice en el laboratorio académico. Los aprendizajes del exilio, en este sentido, es un rompimiento. Carlos Pereda abandona la reflexión esterilizada para hacer filosofía con ritmo vital y altura intelectual, binomio raro en nuestro tiempo.
El ensayo es claro y puntual desde el título: un intento por destilar lecciones y moralejas acerca de un fenómeno social. El método es ingenioso: la aplicación del principio de caridad a las realidades sociales, suponer que los acontecimientos no son islas en un océano de casualidades sino teselas de un archipiélago. El estilo: sencillo, ágil, desenfadado pero preciso.
Carlos Pereda, lejos de una pluma culterana, apuesta por la simpleza, la prosa franca. El resultado: una reflexión de alto vuelo con ropajes pedestres.
Pereda distingue en la estela del exilio dos tipos de aprendizajes. Primero, los directos. Comprender el exilio como una experiencia de pérdida, resistencia o umbral. Segundo, los indirectos, el exilio como horizonte de comprensión para llegar a flancos de otras verdades antropológicas y sociales. Jugaré a ser recursivo, gongoriano, a aprender que la verdadera filosofía no es para filósofos, sino para exiliados, para los hombres de pie.