En época de excepción como la que vivimos cabe una pregunta fundamental: ¿son suficientes las medidas aplicadas hasta ahora para atenuar la caída de la actividad económica y el empleo en México o se puede hacer más?
A la economía de México actualmente le «llueve sobre mojado». El subejercicio reportado del presupuesto es grave y a la crisis financiera se suma la provocada por el brote de influenza que la pone en desventaja ante el mundo.
Por un lado, se recibió apoyo financiero excepcional del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional que proveyeron recursos frescos para que gobierno y particulares puedan afrontar compromisos de pago de dólares. Pero, por otro, ha caído la demanda agregada del país en los renglones de consumo, inversión y exportaciones. Descendió la inversión esperada en proyectos que eran buenos, pero desapareció el ahorro de los inversionistas; cayeron las remesas de nuestros compatriotas, el turismo mundial, la preferencia por México y los ingresos petroleros.
Como consecuencia de lo anterior se generó una reacción en cadena, estamos cayendo en la siguiente espiral: falta de demanda–contracción de la oferta–despido de trabajadores–mayor falta de demanda.
Podemos observar, por el lado de la oferta agregada, que hay inventarios acumulados y capacidad instalada ociosa de cemento, acero, materiales de construcción y materias primas, además de personas pidiendo empleo de manera desesperada, empresas constructoras buscando ávidamente contratos y queriendo construir. Restaurantes, hoteles, tiendas y fábricas esperando clientes… y sorteando las limitaciones que supusieron las medidas de la contingencia sanitaria.
MEDIDAS DE EXCEPCION PARA 2009
Ante estas circunstancias de excepción se necesitan medidas de excepción, con mayor derrama de gasto público a corto plazo, como las siguientes:
1.Terminar las obras públicas ya iniciadas como el segundo piso del periférico, incorporando trabajo y maquinaria si es posible las 24 horas del día. Construir los tramos ya proyectados de ese segundo piso en DF y Estado de México, si fuera necesario utilizando el acero y materiales de fabricación nacional de los que hay excedentes y están a precios muy bajos.
2.Hacer mantenimiento mayor de obra pública en todas las entidades federativas.
3.Acelerar el fondeo para construir vivienda popular, tanto para los derechohabientes del Infonavit que los están solicitando, como para renta. El gobierno pondría este 2009 los excedentes para no interrumpir el ritmo de constructores y desarrolladores, para que se mantenga el empleo en el sector. Hay materiales, maquinaria y recursos humanos desocupados. Evitar en esta crisis desmantelar la planta productiva. No reducir el crédito puente que han venido teniendo los constructores.
4.Iniciar con urgencia el desarrollo de caminos y carreteras, pagando los anticipos y los avances de obra, asignando de preferencia los contratos a empresas locales o regionales. Construir todo lo que se pueda construir en 2009 aprovechando la capacidad instalada.
5.Pedir a todos los gobiernos de los Estados que gasten en obra pública y mantenimiento mayor y autorizarles partidas excepcionales y rápidas.
6.Hacer paquetes turísticos para que los compren las empresas para sus empleados con sus familias, otorgándoles vacaciones y todos los gastos pagados, a los destinos más importantes del país, con subsidio del gobierno de 80%. Excelente prestación, para generar demanda excepcional a los centros turísticos caídos que se haría efectiva hasta que la industria se recupere del turismo internacional caído. (Ver Nota 1).
7.Otras medidas donde el gasto público actúe de inmediato como «comprador final» adquiriendo temporalmente productos y servicios nacionales ociosos, «jalando» así la cadena productiva.
8.Que en estos momentos de excepción, la Secretaría de la Función Pública tome medidas también de excepción para facilitar que todos los gastos e inversiones se hagan con la rapidez que amerita la emergencia, de modo que el gobierno federal, los gobiernos de los estados y de los municipios puedan ejecutarlos y pagar, tanto los anticipos como los avances de obra, para inyectar el circulante necesario. Estas medidas de excepción, acompañarían a todas las obras y compras, autorizándolas también con un decreto temporal (en alianza del poder ejecutivo federal, el legislativo y los ejecutivos estatales), que dejen por el momento a un lado los reglamentos y ordenamientos para volver a aplicarlos una vez superada la época de excepción. Al terminar el efecto de esta contingencia excepcional, en 2010, entonces se podría retomar la normalidad en trámites y gestiones.
9.Afrontar estos gastos excepcionales, con un crédito excepcional en pesos del Banco de México a largo plazo a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (a pagar a 15 años con 2 años de gracia, 2010 y 2011). Hay que considerar que esta medida no generaría inflación por dos motivos: compensaría el ingreso que México ha dejado de recibir del exterior y por la capacidad que le da su reducida deuda pública total de 26% del PIB, comparada con 73% de Estados Unidos, 72% de Francia, 65% de Alemania, 63% de Canadá. Es una oportunidad que habrá de aprovecharse a favor del empleo nacional en estos momentos críticos.
OXÍGENO PARA QUE EL EMPLEO NO SE COLAPSE
Esta sería la contribución de excepción, del Banco Central. No se necesita que el crédito sea en dólares, ni que provenga de una entidad internacional, porque es para retribución de factores de producción nacionales.
En otra época la medida de pedir prestado al Banco de México a largo plazo sería una locura, un despropósito. En estos momentos es la «cura inmediata», el «oxígeno» para la sobrevivencia, clara, rápida y temporal, para evitar que el empleo en México «se colapse».
Esta medida tiene un costo mínimo, menor y más eficaz que los «rescates después». La medida de «comprar» bienes y servicios nacionales disponibles puede ser una de las más rápidas y efectivas para el momento actual.
Todo esto no crearía inflación adicional, porque sería compensar el dinero en circulación que está dejando de llegar del exterior, en todos los renglones descritos al inicio de este documento.
En estos momentos, en síntesis, México debe «huir hacia delante» y las autoridades dar un premio a la Entidad Federativa que lo haga más rápido y mejor; y a los funcionarios de las entidades de supervisión y control que sean más eficaces en la combinación de facilidad y control, en tiempos récord.
Tal vez deberían firmar las autorizaciones de manera excepcional la Secretaría de la Función Pública, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el Gobernador de cada Estado y el Congreso de la Unión. Todos los mexicanos quedaríamos infinitamente agradecidos. Podríamos llamarle «El Pacto mexicano».
Llevar a cabo estas medidas enfrenta el obstáculo de la legislación y ordenamientos vigentes, que no contemplan la posibilidad de que México llegara a una situación tan crítica como la actual. El «Pacto» requiere un camino jurídico nuevo, distinto. Exige voluntad política de grupos de decisión e influencia, para anteponer como máxima prioridad salvar el empleo y la actividad productiva del país.
Económicamente es factible y realista; jurídicamente requiere ajustes de excepción que no tomen tiempo. Es un fenómeno nuevo que requiere remedio nuevo y urgente. Hay que aprovechar la oportunidad porque tal vez México no tenga un mejor momento para este planteamiento.
Nota 1: Vacaciones en período efectivo entre el momento de la terminación de la contingencia epidemiológica y el retorno del turismo internacional.