El arte al servicio de los demás
Un reportaje de Joshua Levine para Newsweek retrata a un arte que procura, como la economía, reducir el riesgo lo más posible: «Lo experimental y lo deprimente están out; lo conocido y lo estimulante están in».
Ejemplo de esta tendencia es lo que ha sucedido con Advance Party, un proyecto que involucra a productoras cinematográficas de Escocia, Dinamarca e Irlanda. El minimalismo de este concepto, asociado al cine oscuro y desasosegado de Lars von Trier, resulta especialmente propicio para ajustarse a la crisis: ningún presupuesto debe estar por encima del millón y medio de dólares, ningún guión debe exceder las 88 páginas o incluir más de ocho personajes y todas las películas deben rodarse dentro de un radio de 13 kilómetros. Pero ahora Advance Party ha incorporado un mandamiento bien alejado de lo que había sido su modus característico: «las historias deben hacer reír y llorar a la audiencia, y han de tener un final capaz de subirle el ánimo».
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En Estados Unidos, donde las artes dependen sobre todo del aporte privado y corporativo, la volatilidad de los recursos parece especialmente preocupante. En Broadway, han vuelto montajes como Billy Elliot, basado en la película de Stephen Daldry y West Side Story, un clásico de los años 50.
Los profesionales del humor también están recibiendo ofertas. La industria editorial los solicita para escribir sus chistes. E incluso sus vidas: últimamente las listas de publicaciones más vendidas en Gran Bretaña registran autobiografías de comediantes tan populares como Dawn French o Paul O´Gredy.
Las historias de crímenes son otra apuesta segura en estos tiempos, que según el director del grupo Random House prometen una segunda edad de oro del género negro, al modo de lo que sucedió en la década del 30. La heredera de Dashiell Hammet y de Agatha Christie parece ser Donna Leon, autora de La otra cara de la verdad y madre literaria del comisario Guido Brunetti, un policía veneciano de la misma estirpe que el Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán.
Aceprensa
8/V/09