Tema a revisión
En 2007 apareció un libro en Francia que inaugura una posible era copernicana en el mundo de la lingüística: Le français ne vient pas du latin de Yves Cortez. Su tesis fundamental es que hemos estado equivocados durante siglos respecto al verdadero origen de las lenguas.
Las teorías más generalizadas defienden que si existen similitudes entre lenguas separadas geográficamente entonces deben tener un origen común: el indoeuropeo. Sin embargo, para Cortez si unas lenguas provienen de otras, deberíamos poder encontrar huellas de tal evolución, cosa de facto no sucede.
Por otro lado, miles de palabras de lenguas romances y demás idiomas se asemejan y provienen del latín, pero la mayoría son de origen culto y no pertenecen al registro de habla cotidiana. Además, las gramáticas de cada lengua romance son totalmente diferentes al latín que es desinencial, mientras que ninguna lengua romance declina sus sustantivos, excepto el rumano. Igualmente, todas poseen artículos y el latín no.
Frente a un cúmulo de diferencias tan amplio, los lingüistas tradicionales plantean la existencia de un estado intermedio de la lengua, pero para el autor, el latín no es la verdadera madre de las lenguas romances, sino una especie de italiano antiguo, denominado lengua itálica, mucho más popular entre campesinos y gente común.
Esta hipótesis plantea problemas tremendos: habría, por ejemplo, que redefinir una buena parte de las etimologías de nuestros diccionarios y la teoría tampoco tiene pruebas suficientes; sin embargo, es un camino digno de explorar.
www.elcastellano.org 17/09/08