Dos años antes de que finalizara el siglo XVIII, Goethe escribió que “no existe modo alguno de modificar el tiempo en que se vive, pero cabe, en cambio, enfrentarse con él y preparar momentos felices”.
Cada vez que se acerca un fin de siglo y con más razón ahora que agoniza el milenio, los hombres acostumbramos hacer un recuento de los logros y errores del último lapso.
Casi todos nos percatamos que la cuenta de nuestro siglo no es muy positiva, basta un breve repaso histórico o escuchar algún noticiero actual para comprobar que a la humanidad en general le falta mucho por alcanzar. Aunque nuestra época es esceptica y relativista, hay voces importantes y de ámbitos muy variados que se levantan para defender algunos valores de siempre y afirman que no se puede utilizar como único criterio básico lo útil, ni siquiera la propia conciencia porque esto degenera, como ha ocurrido ya, en la propia conveniencia.
Una feliz paradoja: en sus 37 años de vida, istmo ha apoyado esta idea, muchas veces a contracorriente de los modernismos del momento. Pero ahora resulta que el tema de los valores está de moda. Se venden por millones libros, como el del William Benett, del que hablé en mi carta pasada; Francis Fukuyama, doctor en Ciencias Políticas por Harvard, aquel investigador que asombró al mundo con su ensayo titulado “El fin de la historia” y que inauguró el foro económico de Davos, Suiza, a principios de este año. Afirmó allí ante jefes de estado, economistas y empresarios que los valores son el nuevo motor de la historia, los llama el capital social de las naciones y analiza su estrecha relación con la creación de prosperidad. Y lo mismo que ellos, pensadores, historiadores, políticos y organizaciones diversas pregonan, convencidas, que el origen de muchos de los males actuales es haber pensado que los valores estaban superados.
Tomando el relevo, nuestra revista ha organizado para el 8 y 9 de noviembre un seminario que llevará por título: VALORES HUMANOS, UNA PROPUESTA RENTABLE. Tenemos confirmada la participación de cuatro personalidades destacadas internacionalmente: Nicolás Grimaldi, profesor emérito de la Universidad de la Sorbona; Francis Fukuyama, a quien acabo de mencionar; Carlos Llano Cifuentes, fundador de istmo, miembro fundador del Consejo de Dirección del IPADE y ex-Rector de la Universidad Panamericana; Aquilino Polaino Lorente, psiquiatra y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. Todos ellos avalados por el rigor de su trabajo intelectual, por sus múltiples publicaciones e incluso, por la agilidad para expresar su ideas. Además de su exposición individual, el sábado 9 participarán todos en un coloquio, enriquecido por el hecho de que pertenecen a países y culturas distintas.
Indudablemente ellos saben mirar, descifrar las señales complejas y a veces contradictorias, y nos ayudarán a identificar ese grito del hombre actual que quiere existir como persona.
