Creatividad e imaginación, las alas del Museo del Papalote

Marinela Servitje ¾ Directora General del Museo¾ contesta algunas preguntas sobre el difícil y apasionante reto que implica echar a andar un proyecto no lucrativo de esta envergadura y, además, sostenerlo sin subvención estatal ni apoyos económicos fijos, sino con los ingresos que genera la propia actividad y los donativos que el mismo personal impulsado a velar por su propio bienestar económico logra conseguir. Su oficina dentro del Museo ¾ amplios espacios, colores vivos y madera natural¾ es un laboratorio donde se incuban con prudencia ideas nuevas, entusiasmo y capacidad gerencial.
¿Cuál fue el detonador de este proyecto?
Un grupo de gente de la iniciativa privada concebimos la idea y nos lanzamos a visitar con nuestros hijos espacios de este tipo por todo el mundo. En 1991 formamos un Patronato encargado de recabar los fondos para construirlo y equiparlo. Todos los integrantes de ese Patronato siguen con nosotros. La idea interesó a gobierno e iniciativa privada. El Departamento del Distrito Federal donó el terreno, enclavado en la segunda sección del Bosque de Chapultepec, con la condición expresa de utilizarlo como espacio para los niños. Fue un proyecto muy ambicioso. Conseguimos recaudar 40 millones de dólares y, afortunadamente, los resultados están a la vista: nuestro museo se considera entre los mejores del mundo en su tipo. Nos apoyaron aproximadamente 320 donantes aportando recursos económicos o en especie.
¿Después de todo este trabajo, el Museo del Niño es ya autofinanciable?
Hemos logrado financiar el funcionamiento del museo con varias estrategias pero seguimos solicitando donativos para distintos proyectos.
Desde el principio nuestra planeación y reto fue lograr que con la sola operación del museo se cubrieran los gastos. Pensando en ello se determinó el precio de entrada y, entre otras cosas, el número máximo de visitantes en cada turno. Nuestra política además ha sido no ofrecer cortesías, todo mundo paga: N$12.50 los niños y N$18.00 los adultos, este dinero es el que nos permite vivir. Para dar acceso a nuestras salas a pequeños de escasos recursos diseñamos otras formas de financiamiento.
Al poco tiempo de la inauguración surgió un problema: el museo estaba demasiado lleno, el público venía hasta acá y no lograba entrar y, lógicamente, nuestros patrocinadores y la gente que dispone de poco tiempo querían cortesías o un trato especial. Entonces diseñamos las “membresías”. En el módulo de información se adquiere por N$300.00 una tarjeta que da derecho a entrar veinte veces tanto al museo como a la sala de proyecciones de la megapantalla IMAX o hacer la tarjeta extensiva a sus acompañantes sin hacer cola ni esperar turno. La tarjeta se perfora de acuerdo al número de personas que entren en cada ocasión, y el museo reserva siempre espacio para quienes compraron membresías. Aunque resulta más barato, no ha tenido mucho éxito; en otros países es muy común pero aquí no estamos acostumbrados a pagar por adelantado.
Aunque se trata de un espacio no lucrativo, el escenario de la realidad está plasmado, como en cualquier empresa, en gráficas y estadísticas actualizadas. Ante varias preguntas sobre gastos operativos la entrevistada muestra la gráfica de barras con los porcentajes precisos:
Nuestro gasto operativo se cubre en un 82% con las cuotas de admisión, 4% con la renta del local, 4% lo aporta la tienda de recuerdos, 4% las concesiones de cafetería y máquinas de refrescos, 2% asesorías y otro 2% la venta de exhibiciones diseñadas aquí.
De México y otros países, nos piden asesorías pero hasta ahora solo se ha concretado la del Museo de la Burbuja en Sonora, que ya es una realidad y opera muy bien. En otros casos han preferido actuar solos, pero esto es difícil, se han abierto espacios grandes en ciudades pequeñas que luego cuesta trabajo llenar.
Afortunadamente, nosotros estamos siempre a tope y tuvimos mucho éxito con el programa “noche especial”. Todos los jueves el museo abre de 7 a 11 de la noche, el boleto es más caro pero la gente tiene oportunidad de disfrutar todas las exhibiciones y ver las películas en la megapantalla en un ambiente muy tranquilo. En períodos vacacionales ampliamos este turno a los viernes y sábados; a esa hora vienen adultos y muchos jóvenes.
Las noches especiales surgieron a petición de las personas que han rentado nuestras instalaciones ¾ hasta ahora 74 empresas¾ para celebrar eventos como aniversarios, posadas, presentación de un producto…, no se les ofrece solo un auditorio, sino el museo completo con todos sus servicios; de esta manera se cuenta con un doble entretenimiento: recorrer el museo y después pasar al evento específico. Esta es otra fuente de financiamiento.
¿Para qué tipo de proyectos requieren aún donativos?
El más aceptado y que a nosotros nos satisface enormemente es la visita de niños de escuelas oficiales y escasos recursos, patrocinadas por distintas empresas. Durante todo un mes cada empresa brinda transporte y acceso a grupos de la zona metropolitana. Con este programa logramos, en forma sistemática, 16 mil visitantes mensuales. Las compañías lo hacen con mucho gusto y seguramente repetirán el año próximo. Nosotros agradecemos su patrocinio dándoles crédito de diversas formas. Resistol traerá en septiembre a 4,000 niños discapacitados; Electropura 16,000 entre octubre y noviembre; y la Lotería Nacional otro tanto en diciembre y enero del año próximo. Hay que recalcar que, a pesar de la crisis, las empresas siguen apoyando al Papalote; la iniciativa privada ha sido solidaria con las necesidades de educación y cultura de nuestro país.

El museo bajo una carpa

Recibimos muchas peticiones para abrir sucursales en ciudades del interior, pero preferimos trabajar en un proyecto que se concretará a mediados de 1996 para realizar un “museo sobre ruedas”. En la primera etapa llegaremos a dependencias construidas: casas de la cultura u otros espacios en el sureste del país; después será ya como una feria o un circo itinerante con una gran carpa instalada en zonas rurales y colonias marginadas; una semana en una población, quince días en otra… Todo con la intención de que especialmente los niños, pero también los adultos, tengan oportunidad de aprender con estas exhibiciones.
Por otro lado, las exhibiciones interactivas se renuevan constantemente, algunas se retiran debido a su mantenimiento y en cuanto están listas vuelven a su lugar (tenemos 340). Pero para que el museo sea algo vivo, necesitamos novedades, para ello contamos con un equipo de diseñadores que buscan qué conocimientos se pueden convertir en un juego divertido y cómo desarrollarlo.
Una de nuestras áreas más importantes es la de exhibiciones temporales ¾ también patrocinadas por la iniciativa privada. Hemos armado varias que han gustado mucho por su amplio contenido educativo y creatividad. Actualmente tenemos montada “Del trueque al cheque… una exposición de mucho peso”, patrocinada por Banamex. Allí los niños comprenden en forma divertida cómo surgió la moneda y cuáles son las principales funciones de los bancos.
Con donativos y el excedente de nuestra operación estamos creando un Fondo Patrimonial que esperamos sea de un millón de dólares para fin de año. Los intereses de ese fondo nos ayudarán a trabajar mejor y a abocarnos a dar mayor calidad a las visitas, para ello reduciremos el número de personas que pueden entrar en cada turno para atenderlas mejor y que cada visita sea un verdadero rato de aprendizaje.
Una gran ventaja de un proyecto como este es que todo el personal del museo está atento a cuidar el dinero y a buscar nuevas estrategias para generar recursos.
Miguel Ángel Pichardo, Director de Desarrollo del Papalote, quien participó en el proyecto desde sus inicios y ha trabajado ampliamente en la campaña financiera, explica por su parte otra característica importante que rompió el tabú que había en México de no dar crédito a los donantes.
Partimos de que los donantes prefieren que sus aportaciones vayan a objetivos muy precisos, por ello la estrategia seguida fue solicitar fondos para adquirir y desarrollar exhibiciones concretas. Al lado de cada exhibición, una placa agradece a la empresa o persona que hizo posible tal juego. Creemos conveniente que la gente que nos visita lo sepa.
Exhibiciones interactivas son los aparatos o juguetes que reproducen fenómenos naturales o el funcionamiento de algunas máquinas. El descubrir y comprender cómo funcionan las cosas es un magnífico estímulo para la creatividad y la imaginación.
Papalote está montado totalmente a base de estos juegos o exhibiciones interactivas, que por cierto, han revolucionado a los museos de ciencias, tecnología, industria, e incluso a los infantiles. Nuestro museo superó ya la categoría de infantil y estamos entre los de ciencia.
También tenemos una “pared de donantes” que ha resultado multicolor y divertida, tiene la forma del logotipo del museo. Sobre este muro hacemos otro reconocimiento a cada uno de los donantes. Con distintos colores distinguimos las cinco categorías de asociados que hay: asociado, benefactor asociado, miembro patrocinador, benefactor y amigo. Los donativos más grandes los proporcionaron los asociados y los amigos los más pequeños, a todos les hacemos un reconocimiento amplio y formal. Creo que este fue uno de los méritos del museo.
¿La megapantalla es un proyecto independiente?
En cierta forma sí pero es un complemento importante. Esta megapantalla de tecnología canadiense, única con sus características en nuestra ciudad (17 m. de alto por 25 m. de largo y sonido cuadrafónico), ofrece constantemente películas educativas con temas relacionados con el planeta, medio ambiente, vida de los animales, etcétera. La sala tiene capacidad para 333 personas y ha recibido cerca de dos millones de visitantes.
Proyectamos recientemente: Un sueño hecho realidad, que habla de la conquista del espacio; El secreto de la vida en la tierra sobre las maravillas de la naturaleza y estamos a punto de inaugurar El misterio de los mayas, un largometraje maravilloso que reconstruye en forma dramatizada escenas de la vida tradicional maya y explica sus sistemas matemático y calendárico.

istmo review
No. 386 
Junio – Julio 2023

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