Las aventuras de Feluda
Satyajit Ray
Narrativa
Siruela. Madrid. 1993, 288 págs.
Satyajit Ray
Narrativa
Siruela. Madrid. 1993, 288 págs.
Satyajit Ray (Calcuta 1921-1992) fue galardonado en Cannes en 1955, por su película «Pather Panchali», adaptación de una novela de otro coetáneo bengalí. A partir de entonces sus actividades como escritor y cineasta le granjearon un merecido prestigio internacional.
Uno de los logros de su narrativa, bastante unida a su modo de hacer cine, es la capacidad para ambientar la acción en lugares pintorescos, plasmando cuidadosamente un recorrido poético y colorista por las costumbres y las gentes de su país natal. Sin embargo, no logra sustraerse al influjo anglosajón de Conan Doyle, uno de los maestros del género policiaco. Feluda, como una fiel imitación de Sherlock Holmes, responde al perfil de atributos que debe rodear a un buen profesional de la investigación: insobornable en su comportamiento, valiente y perspicaz en las indagaciones, capaz de retener, con una memoria fotográfica, el más insignificante vestigio que le proporcione una pista para sus pesquisas.
Estas aventuras policiacas, probablemente no depararán un suspense vigoroso, pues la intriga es algo simple e insuficiente. Pero esta debilidad queda compensada, en parte, por el ingenio y la astucia del protagonista, quien <197>sin recurrir en ningún momento a la violencia<197> resuelve hábilmente, y con cierto sentido del humor, el embrollo de la trama, propiciando una lectura distendida y relajante.
Uno de los logros de su narrativa, bastante unida a su modo de hacer cine, es la capacidad para ambientar la acción en lugares pintorescos, plasmando cuidadosamente un recorrido poético y colorista por las costumbres y las gentes de su país natal. Sin embargo, no logra sustraerse al influjo anglosajón de Conan Doyle, uno de los maestros del género policiaco. Feluda, como una fiel imitación de Sherlock Holmes, responde al perfil de atributos que debe rodear a un buen profesional de la investigación: insobornable en su comportamiento, valiente y perspicaz en las indagaciones, capaz de retener, con una memoria fotográfica, el más insignificante vestigio que le proporcione una pista para sus pesquisas.
Estas aventuras policiacas, probablemente no depararán un suspense vigoroso, pues la intriga es algo simple e insuficiente. Pero esta debilidad queda compensada, en parte, por el ingenio y la astucia del protagonista, quien <197>sin recurrir en ningún momento a la violencia<197> resuelve hábilmente, y con cierto sentido del humor, el embrollo de la trama, propiciando una lectura distendida y relajante.